RESÚMENES
DE HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN, CON PARTICULAR REFERENCIA AL MUNDO OCCIDENTAL
Federico Bello Landrove
PRESENTACIÓN
El objeto de este trabajo es doble. De
una parte, armonizar en un solo texto un compendio de historia general o política, de la civilización y del arte.
De otra, que tal resumen sea lo suficientemente escueto como para propiciar una
consulta muy rápida de cualquier tema, pero lo bastante profundo como para
poderse formar una opinión básica sobre el mismo.
Aunque pueda parecer baladí, es el hecho
que he dado muchas vueltas al título,
sobre todo, por aquello de mundo
occidental. Creo que el sentido de la reducción geográfica es claro: apenas
se trata de culturas alejadas de lo que ha sido nuestra matriz europea, hasta
que las exigencias históricas lo imponen (colonialismo, globalización). Pero el
epíteto occidental y el sustantivo mundo (nada menos) son vocablos de muy
discutible empleo. Dejémoslo estar. Después de todo, no creo que los pocos que
lleguen a leer título y contenido de esta obra se sientan engañados por aquel.
Nada hay en el texto que sigue de
original, aunque sí de personal, al menos, en lo que el autor ha vivido o
estudiado más a fondo. Tal sometimiento a los historiadores precedentes tiene
una indiscutible ventaja: quien se sienta defraudado o disconforme con lo que
lee no tiene que molestarse con el
autor, sino con los muchos gigantes a cuyos hombros aquel se ha subido para
otear el pasado (nuestro aquí parafraseado, Isaac Newton, debía de hacerlo en
otra posición, ya que él escrutó el futuro).
Voy terminando. Estos Resúmenes tienen algo de telegráfico, que deben a su origen. Este
casi-libro ha nacido de veinticinco extensas fichas, que sacaron a su autor de
más de un apuro cuando tuvo que demostrar
sus conocimientos, ante sí o en público. La conversión de las fichas en otras
tantas lecciones ha procurado aportar
tejido conectivo para enlazar unas con otras y explicar y ampliar lo que
parecía en exceso descarnado. Pero el cansancio y el hastío han pasado factura,
y no siempre se ha logrado enmascarar el origen escolar y rudimentario del
material de procedencia.
Este trabajo va dedicado a todos aquellos
que tienen poco tiempo, poca base y algunas ganas de tener una visión global
básica de nuestro pasado como hombres. Y rinde agradecido y cariñoso recuerdo a
los profesores de historia de quien suscribe, la mayoría de los cuales ya no
están entre nosotros, salvo en el
recuerdo de sus alumnos, y algunos, también en el corazón.
LECCIÓN
1. LA PREHISTORIA
1.
CONCEPTO Y FASES DE LA PREHISTORIA.
Podemos definir la Prehistoria como el periodo que va, desde la aparición de los seres
humanos, hasta la existencia de fuentes escritas comprensibles para nosotros.
Esta definición (que parece sencilla) está
llena de arduos problemas:
·
¿Cuándo
aparecen los hombres en la historia de la evolución de
las especies? Depende de lo que entendamos por hombres pero, si nos referimos a
homínidos (es decir, a especies diferentes de los simios y con mayor o
menor parecido y proximidad a Homo sapiens), podemos remontarnos –según
autores- a entre 1.800.000 y 500.000 años atrás.
·
La aparición
de fuentes escritas comprensibles para nosotros no es
una fecha precisa. Hay civilizaciones que nunca llegaron a utilizar la
escritura, otras cuya grafía nos resulta ininteligible (por ahora) y otras que
llegaron a la escritura en fechas muy dispares. En general, las escrituras
comprensibles más alejadas de nosotros no nos llevan más allá de unos 3.000
años atrás, aunque hay excepciones (Egipto, Sumeria) que se remontan a 5.000
años.
·
¿Por qué
es tan importante la escritura? ¿Es que no hay otras fuentes
para conocer la historia tan seguras e importantes como las escritas? La verdad
es que, aunque con buen fundamento, no deja de tratarse de un convencionalismo,
pues conocemos a fondo culturas que no dejaron fuentes escritas. Pero, además
de la tradición, la escritura está potenciada como fuente de la historia por su
casi insuperable precisión.
Si carecemos de fuentes escritas
comprensibles, ¿de qué otros medios podemos valernos para conocer lo sucedido
en la Prehistoria? La respuesta depende en parte de la antigüedad del periodo
que estudiemos:
-
·
Para las épocas más alejadas de
nosotros, la fuente más eficaz serán las excavaciones estratigráficas, en busca de
fósiles y de algún ajuar que haya podido conservarse sin una total
descomposición.
·
Para periodos más próximos, las
excavaciones arqueológicas nos permitirán desenterrar ajuar de lo más variado, objetos artísticos,
edificaciones y hasta ciudades enteras.
·
Para superar los problemas
tradicionales de datación ha sido decisivo el empleo del método del carbono radiactivo (carbono 14), que es
de suma exactitud para épocas intermedias de la Prehistoria y útil en casi todo
momento.
La Prehistoria ha sido dividida
tradicionalmente en periodos, en función de los materiales más empleados por los hombres y la forma
de trabajarlos. Así, el primer periodo, el Paleolítico, se caracteriza por el empleo para armas y herramientas de la piedra
tallada. Tras una fase intermedia (Mesolítico), en el periodo siguiente, el Neolítico, destaca el uso de la piedra pulimentada. Tras una fase de transición
(Calcolítico o Eneolítico), sigue la Edad de los Metales propiamente dicha, con dos periodos fundamentales: Bronce e Hierro.
2.
EL PALEOLÍTICO: GENERALIDADES.
En tan antiguo periodo de la Prehistoria
(que arranca de nuestros orígenes como especie), y que se extiende a lo largo
de decenas de miles (si no cientos de miles) de años, resulta imprescindible
aludir a las condiciones naturales imperantes, tanto en lo biológico, como en lo climático.
·
En lo biológico, se asiste a la evolución de los primeros homínidos, hasta llegar a
hombres antiguos, pero
genuina e indiscutiblemente humanos, como el llamado hombre de Neanderthal
(hacia el 100.000 a.C.), y a los primeros seres de nuestra especie (Homo
sapiens sapiens), como el hombre de Cromagnon (hacia el 40.000 a.C.).
·
En lo climático, encontramos condiciones muy variables, con la producción de las cuatro
últimas glaciaciones y los consiguientes periodos interglaciales.
¿Cuál era, a grandes y comunes rasgos, el modo de vida de los hombres
en el Paleolítico? Podemos resumirlo en cuatro puntos: alimentación, vivienda,
herramientas y sociabilidad.
·
La alimentación era esencialmente el aprovechamiento de recursos naturales: caza, pesca
y recolección de frutos silvestres.
·
Las viviendas, según zonas y periodos climáticos, consistían en cuevas o chozas,
calentadas ya con hogueras (puede cifrarse alrededor del año 100.000 a.C. el
dominio y uso del fuego por los humanos).
·
Las herramientas y armas eran de madera, hueso o asta y de piedra tallada, en especial,
de sílex.
·
La sociabilidad se manifestaba por la integración en pequeños grupos familiares o
tribales.
¿Qué decir de las formas artísticas? Es cierto que el
arte paleolítico tiene una aparente relación con aspectos utilitarios,
como la religión y la magia, pero ello no oculta sus rasgos estéticos,
evidenciados en el parecido, el color, el movimiento o la caricatura.
El arte paleolítico por antonomasia es la
pintura, de la que en
España tenemos representación de las dos escuelas más brillantes:
las pinturas rupestres de la zona franco-cantábrica (con apogeo hacia el 14.000
a.C.) y las de los abrigos rocosos mediterráneos (del 10.000 a.C. en adelante).
Las primeras impresionan por el dominio de la forma (incluso aprovechando los
relieves parietales) y el color, en tanto que las segundas destacan por la
línea, el movimiento y la plasmación de escenas.
También asistimos a los primeros pasos de
la escultura, ya sea en el
tallado de ciertas herramientas o símbolos de mando (bastones), ya en pequeñas
esculturas propiamente dichas, de animales o femeninas (las llamadas venus,
que parecen simbolizar la fertilidad).
3. EL
NEOLÍTICO Y SU “REVOLUCIÓN PACÍFICA”.
Aunque no en todo el mundo empezara al
mismo tiempo, a los efectos de Occidente puede decirse que el periodo
Neolítico o de la piedra pulimentada surge del año 7.000 a C. en adelante.
Suele aludirse a “revolución neolítica” para denominar el enorme cambio vital
que experimentaron los hombres al pasar a esta nueva fase prehistórica; un
cambio que probablemente no haya sido igualado posteriormente en importancia,
aunque sí superado en cuanto a la velocidad de las mutaciones.
¿En qué consiste esa revolución neolítica, que cambió radicalmente la vida humana? Podemos resumirlo en los
siguientes puntos:
·
Alimentación. Se reemplaza en
gran parte la obtención de lo que la naturaleza espontáneamente proporcionaba,
por la agricultura (cultivo sistemático de la tierra con especies vegetales de
alto rendimiento y modificadas genéticamente) y la ganadería (extensiva o
intensiva), que también suministra un enorme caudal de fuerza de trabajo. Como
consecuencia, los hombres se hacen sedentarios, salvo los que viven
preferentemente de la ganadería trashumante.
·
Se pasa, de vivir en cuevas o chozas
rudimentarias y bastante aisladas, a residir en poblados y pequeñas ciudades, con un urbanismo
y una fortificación más o menos rudimentarios. En ellas, surge el intercambio
comercial y la posibilidad de una artesanía especializada.
·
Los materiales más utilizados, además
de la madera y otros vegetales, pasan a ser la piedra pulimentada y la cerámica. La primera permite una mayor
perfección y funcionalidad que el sistema de talla. La cerámica será clave para
conservar y transportar los alimentos (entre otras utilidades).
·
El empleo de animales para el transporte
y los excedentes que proporcionan la agricultura y la ganadería, fomentan una mayor
comunicación entre los pueblos. Se inicia la construcción
sistemática de caminos y de puertos para el comercio.
·
Finalmente, en cuanto al arte, se experimenta una mayor variedad. Al lado de la pintura y la escultura
(ya practicadas en el Paleolítico), aparecen las cerámicas con diseño formal y
decoración y, sobre todo, la arquitectura: hay toda una cultura megalítica (ligada a la religión y la funeraria), de la que surgirán las formas
conocidas de menhires, dólmenes, etc.; ello, por no hablar de la construcción
de casas y edificios de uso común, que nos son conocidos por las excavaciones.
4.
LA EDAD DE LOS METALES.
Como ya dijimos, la Edad de los Metales
tiene dos periodos fundamentales: el Bronce y el Hierro. El primero se inicia
en el tercer milenio antes de Cristo. El segundo, en el primer milenio a C.
(fechas aproximadas para nuestro círculo cultural).
¿Qué novedades supone la Edad de
los Metales respecto del Neolítico? Podemos destacar las siguientes:
·
Como causa y efecto del uso masivo de
los metales, aparecen la minería y las técnicas metalúrgicas. Estas son cada vez más
perfeccionadas y se concentran en obtener el cobre en estado casi nativo y en
beneficiar con sistemas mucho más complejos el estaño (para alearlo con el
cobre y formar así el bronce) y el hierro.
·
En parte por la dificultad de
encontrar metales en todos los lugares, surgen el comercio y la navegación a grandes distancias, que completan el
comercio de corto radio de cariz agrícola y ganadero.
·
Como estudiaremos en la lección 2, ya
en la Edad del Bronce surgen los grandes imperios, enormes y complejas unidades políticas, con sus reyes absolutos y una
sofisticada distribución del trabajo.
·
Por consecuencia de lo anterior, la
política internacional conoce formas organizadas de dominación de unos
hombres sobre otros: la servidumbre o esclavitud y la colonización o explotación
económica.
·
El uso de metales permite la creación
de armas y herramientas más ligeras y eficaces, que son
la clave del triunfo de los pueblos que las poseen sobre los que aún no han
llegado a fabricarlas.
·
En cuanto al arte y la cultura, a reserva de lo que se dirá en la
siguiente lección, podemos resumir señalando que son ya bastante parecidos a
los de épocas posteriores. El hombre contemporáneo puede ya reconocerse e
identificarse con los parámetros éticos y estéticos de los pueblos más
avanzados de la Edad de los Metales.
5.
COMIENZO DE LA HISTORIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.
La entrada en la historia de la Península
Ibérica está ligada a la colonización fenicia y griega, que se inician hacia el
año 1000 a. C. la primera y hacia el 500 a.C. la segunda. Dichos pueblos
colonizadores nos transmiten las primeras noticias escritas de esta zona,
habida cuenta de que la escritura de los pueblos autóctonos (como la ibérica)
no ha podido ser comprendida hasta ahora.
El mundo peninsular de esa época presenta
los siguientes rasgos generales:
·
La penetración e instalación de
pueblos europeos llamados celtas que, gracias a
conocer el hierro, dominan parte de la Península y se establecen principalmente
en el norte y el centro de la misma.
·
El apogeo de los denominados iberos, dominantes en el este y sur de Iberia.
Su principal unidad política es la casi mitológica Tartessos, famosa por su riqueza minera y artística.
·
Las colonizaciones de pueblos
orientales. Fenicios y griegos se instalarán, al
menos comercialmente, en la zona sur de la Península y en su fachada
mediterránea.
LECCIÓN
2: LOS IMPERIOS ORIENTALES
1.
GENERALIDADES.
Con el nombre de Imperios Orientales
aludimos a un conjunto de realidades políticas, con una situación y una
cronología relativamente imprecisas. Espacialmente, descartamos la alusión a otros
imperios de la época, como los surgidos en los territorios de la India y de
China. Temporalmente, abarcamos un amplísimo arco de unos 2.500 años, que va de
la Edad del Bronce, hasta Alejandro Magno.
Con tales límites espacio-temporales, el
conjunto de los Imperios Orientales se puede segregar en los siguientes ejemplos:
·
La cuenca del Nilo, en donde florecieron los sucesivos imperios egipcios, desde el año
3.000 a. C. en adelante.
·
Mesopotamia (en particular,
las tierras regadas por el Éufrates y el Tigris). Aquí, desde el año 2.500 a.C.
en adelante, se forjaron diversos imperios o amplias extensiones políticas,
como las de los sumerios, los babilonios y los asirios.
·
Las Tierras altas, denominación que incluye las zonas montañosas o mesetarias limítrofes
de Mesopotamia. En esta zona radicaron los imperios hitita (Asia Menor, hacia
1.500 a.C.) y persa (Meseta irania, hacia el año 500 a.C.).
·
Pueblos del Mediterráneo, cuyos imperios fueron mucho más reducidos y ligados al comercio
marítimo: fenicios, con centro en el actual Líbano, hacia el año 1000 a.C.;
judíos, en Palestina, con apogeo hacia el 900 a.C., etc.
¿Cómo eran la vida y la cultura en estos
Imperios? Resulta muy difícil establecer un denominador común a todos ellos
pero, haciendo un esfuerzo de síntesis, podemos destacar lo siguiente:
·
La gran importancia de la agricultura
de regadío, que permitió mantener una numerosa población y un
considerable nivel de vida.
·
Una cultura bastante urbanizada (frente al dominio absoluto
de lo rural en otros pueblos) y muy religiosa (los colegios o clases sacerdotales tienen un papel fundamental en
varios de estos Imperios).
·
La tendencia al imperialismo (conquistas y/o colonialismo, en especial de los pueblos vecinos) y al poder
absoluto de los reyes, que frecuentemente ostentaban la
supremacía civil y religiosa a la vez.
·
Unas relaciones internacionales fluidas, que se basaban, bien en el interés (comercio), bien en la fuerza (guerras de botín o de
conquista, esclavización de los pueblos
sometidos).
2.
MANIFESTACIONES CULTURALES Y ARTÍSTICAS.
En lo referente a la cultura, aludiremos a
aspectos escolares, científicos y religiosos:
·
Estos pueblos pasan a periodo
histórico gracias a haber inventado sistemas eficaces de escritura, que se han ido descifrando a partir del siglo XIX (escrituras cuneiforme
y jeroglífica). También desarrollaron sistemas de numeración. En los casos más
avanzados (a partir de Sumer), se llevaron a cabo amplios planes de escolarización, de forma que al menos las clases dirigentes eran completamente
letradas.
·
También se hicieron grandes progresos
en las ciencias que podemos denominar “prácticas”: geometría, esencial para distribuir las tierras regables; astronomía,
como arranque de la astrología; medicina (en la que sobresalió el antiguo
Egipto).
·
Las religiones, muy elaboradas y frecuentemente espirituales, solían ser
politeístas y dar una gran importancia a los aspectos externos: colegios
sacerdotales, sacrificios a las divinidades, construcción y mantenimiento de
grandes templos, etc.
En lo que hace referencia al arte, podemos
esquematizar en la siguiente forma:
·
Arquitectura. Han llegado
hasta nosotros espléndidos ejemplos de arquitectura monumental, en especial, ligada a la religión y la vida de ultratumba: templos,
pirámides, zigurats, etc.
·
Escultura. Tanto la
escultura de bulto redondo, como los relieves, llegan a ser de muy alta calidad
artística, presentando los dos diversos enfoques tradicionales, solemne y
realista.
·
Artes decorativas. Pese a los
estragos del tiempo, se han conservado excelentes ejemplos de azulejería,
joyas, etc.
·
Pintura. Sólo conocemos
la pintura egipcia, que se caracteriza por su atractivo realismo y riqueza de
colorido.
3.
LOS MEJORES EJEMPLOS: EGIPTO Y PERSIA.
Egipto es, tal vez, el mayor ejemplo conocido de longevidad histórica ya que,
con más o menos avatares e interregnos, mantuvo su importancia, unidad e
independencia durante unos 2.500 años, los que van desde el 3000 a.C. hasta el
500 a.C.; y aún continuó con personalidad propia hasta la definitiva conquista
romana a finales del siglo I a.C.
¿Cuáles son algunas características-clave que perfilan la
civilización egipcia a lo largo de su historia? Entresacamos las siguientes:
·
La soberanía y la conflictiva unidad
del país estaban simbolizadas en el faraón, que
ejercía (al menos, teóricamente) un poder absoluto, civil y religioso. En la
práctica, la influencia de los funcionarios y de los sacerdotes era un importante contrapeso al poder personal de los faraones, que
fueron muchas veces títeres, en manos de parientes o ministros de gran
personalidad.
·
El egipcio nos parece que tenía una
verdadera obsesión por la religión y por la muerte. Procurarse una vida ultraterrena satisfactoria condicionaba la práctica
religiosa y la economía de todos aquellos que tenían fe y medios para intentar
alcanzarla.
·
El Estado egipcio consiguió una
excelente organización agrícola, a fin de explotar su razón
de ser económica: el agua y la tierra fértil del Nilo. Sin embargo, fue casi
siempre un país militarmente débil, que tuvo en el
desierto su mejor defensa natural. Los egipcios fueron dominados en diversas
ocasiones, pero sólo durante el Imperio Nuevo (segunda mitad del segundo
milenio a.C.) tuvieron una fuerte posición en Asia.
·
El arte egipcio ha impresionado a los hombres de todas las épocas por su
excelencia y originalidad, por no hablar de sus dimensiones, frecuentemente
colosales. Los principales prototipos arquitectónicos que conocemos son
las pirámides, los templos (epi e hipo-geos) y las mastabas. La escultura, la pintura y la
escritura evidencian los mayores logros en dos aspectos, que
solían separar: la solemnidad y el realismo.
El
imperio persa (h. 550-330 a.C.) cierra el ciclo de
los grandes imperios orientales y, en cierto modo puede considerarse una
antítesis del mundo egipcio. Estado colosal, en la encrucijada de tres
continentes, dominó y, en parte, fundió a gentes de los más variados países.
Sin embargo, su duración fue relativamente corta y, cual gigante de pies de barro, se vino fulminantemente abajo en
cuanto encontró un gran enemigo a su medida: Alejandro Magno.
Como características
generales de su cultura, pueden destacarse las que siguen:
·
La moderación del gobierno del Rey y un relativo respeto a las costumbres y autonomía de las principales unidades de su gigantesco imperio. Tal vez haya que
ver aquí la razón por la que tantas naciones aceptaron de buen grado la
soberanía medo-persa.
·
La espiritualidad y monoteísmo de su religión (el mazdeísmo), que contrasta vivamente con lo habitual entre los demás
países de su época. Bien es cierto que esta religión no traspasó los límites de
la nación persa y que, por lo demás, no se hizo cuestión de extenderla, en
detrimento de las demás practicadas en el imperio.
·
La importancia de las obras públicas (en especial, vías de comunicación) y de los funcionarios, muy eficaces, aunque escasamente disciplinados. Unas y otros fueron los
puntales de la unidad del imperio.
·
El arte era esencialmente sincrético y, en consecuencia, poco original. Destaca
su tono monumental que, como es lógico, se evidencia principalmente en los
palacios.
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