martes, 14 de diciembre de 2021

ENTRE LA GLORIA Y EL INFIERNO: EL CASO DEL ACTOR TOM NEAL

 


Entre la gloria y el infierno: El caso del actor Tom Neal

Por Federico Bello Landrove

 

     Detrás del protagonista masculino del famoso film negro Detour (1945), se esconde un destino dramático -si no trágico-, que llegó a contagiar a algunos de quienes más se relacionaron con él. Este ensayo es una buena parte de esa historia, que suele resumirse (yo no lo haría) en la frase con que nuestro actor, Tom Neal, compendia dicha película: “El destino, o alguna fuerza misteriosa, puede señalarte a ti o a mí, sin razón alguna”.

 

Fotograma de Tom Neal en la película Detour (1945)

 

1.   Un chico duro… y afortunado

 

     No parece que un muchacho norteamericano nacido en 1914 (por tanto, libre de luchar en la Gran Guerra), blanco, hijo de un banquero de Chicago, con una familia normal y bien situada, tenga motivos para quejarse del ambiente social en que le haya tocado convertirse en una persona adulta. Añadamos a ello un rostro agradable, un cuerpo sano y desarrollado por la práctica deportiva, y un carácter abierto y cordial, muy del gusto del sexo opuesto, así como una mente despierta, accesible a una rigurosa formación universitaria, iniciada en la Northwestern University, prestigiosa institución privada con sede en Evanston (Illinois), y proseguida, nada menos, en la Universidad de Harvard, durante un periodo -como mínimo- de tres años; un tiempo que, al parecer, el graduando aplicó con mayor aprovechamiento al teatro académico y al boxeo aficionado, que no a unos estudios heteróclitos -primero, matemáticas; luego, leyes-, que finalmente abandonó sin licenciarse, según todos los indicios[1]. Este dato, como el cambio de facultad y de centro docente, parecen ponernos ya sobre la pista de ciertos defectos, que el aludido joven evidenciaría a lo largo de su vida: poca constancia; descontrol de los impulsos; egocentrismo; celotipia; afición desmedida por el alcohol y las orgías. Un cóctel poco favorable, al que una de las actrices que mejor lo conoció[2] calificó -o, tal vez, añadió un nuevo defecto- de temperamento infantil.

     Pero presentemos ya, con sus señas de identidad, a este chico que, hacia sus 21 años de edad, va a alejarse definitivamente del ambiente universitario y a embarcarse en el tan diverso y arriesgado mundo teatral de Broadway. Se llama Thomas Carroll Neal, Jr.; nacido en Chicago el 28 de enero de 1914; es el menor de tres hermanos, siendo mujeres las dos mayores; mide cinco pies y diez pulgadas de estatura y pesa, en sus mejores momentos, unas 180 libras[3], según dice él, de puro músculo. Y, si seguimos sonsacándole, es probable que nos explique su vocación teatral en términos orgullosos:

-          Ya destaqué sobre las tablas en la universidad y es que de casta le viene al galgo. Soy sobrino nieto, por parte de madre, del gran actor clásico, John Drew, como saben, emparentado con la familia real de los Barrymore[4]. ¡Lástima que mi pariente ya hubiera muerto cuando tomé el camino de Nueva York!

-          No nos vengas con presunciones, amigo Tom -podríamos objetarle-. Si en algo sobresaliste en tu periodo universitario, fue en boxeo[5]; y no irás a decirnos que eras primo de Jack Dempsey[6]

     Lo cierto es que su predestinación al teatro no se cumplió en la realidad. Tras dos o tres temporadas sin especial relevancia, Neal cambió los escenarios por los sets cinematográficos, trasladándose a Hollywood, para firmar allí un mediocre contrato con la Metro-Goldwin-Mayer (MGM), que lo fue derivando hacia papeles sin relieve en seriales y en las películas llamadas de la serie B[7], periodo que cubrió en su biografía los años 1939-1942, hasta que, cansados uno de otro, actor y estudios, cancelaron el convenio. A partir de entonces, Tom Neal pasó a configurarse como un verdadero intérprete B, contratándose con pequeños estudios o productoras para cintas concretas. Fue, tal vez, la mejor etapa de su vida profesional, que curiosamente vino a coincidir con la intervención norteamericana en la Segunda Guerra Mundial (diciembre de 1941-agosto de 1945), contienda en la que -ignoro por qué- no se alistó ni fue reclutado, participando en esos cuatro años en un total de veinte películas, lo que demuestra su ausencia de la vida militar[8]. En las postrimerías de este periodo más venturoso, Neal protagonizaría su film más conocido, titulado Detour, del que trataré con cierto detalle en el capítulo siguiente de este ensayo.

     Los años 1946-1951 suponen ya, en la vida artística de Tom Neal, una evidente decadencia, significada, entre otras cosas, por su adscripción sistemática a westerns de muy escaso interés, o policiacos de escasa inspiración. Con todo, no le faltó el trabajo, de lo que hace prueba el haber protagonizado, o tenido papeles importantes, en un total de 28 películas en dicho sexenio[9]. Su carrera quedaría bruscamente cortada en 1951, a los treinta y siete años de edad, por el violento incidente que relataré en el capítulo 3, y que se dice que supuso su paso a las listas negras de Hollywood, que alcanzó, incluso, a las modestas productoras para las que venía trabajando el actor.

Pose de Tom Neal como boxeador

     Durante toda su vida activa en Hollywood, Tom Neal se ganó, en las pantallas y en la vida real, calificativos como los de duro y macho[10] -de dudoso sentido valorativo-, así como otros indudablemente peyorativos: vano, egoísta, fácilmente excitable y celoso en extremo. Eran defectos especialmente cultivados durante sus años de vino y rosas en la MGM, cuando se codeaba con astros tan rutilantes y extremosos, como Mickey Rooney y Errol Flynn, o con mujeres tan atractivas y casquivanas, como Joan Crawford, Ava Gardner, Lana Turner o Lorraine Cugat[11].  Está claro, pues, que Tom Neal fue -o pudo ser- durante muchos años un hombre afortunado. Por tanto, en rigurosos términos de responsabilidad moral, puede afirmarse que, de lo poco venturoso que le pasó después, podría decírsele lo que el Casio de Shakespeare: La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos

     Pero, antes de pasar a los malos momentos, detengámonos en el instante de gloria cinematográfica que le corresponde a nuestro personaje, por más que es posible que falleciera sin haber tenido constancia de ello, como tantos otros artistas antes que él y, desde luego, mejores que él.

 

 

2.   La gloria pasa de puntillas: Detour[12]


     Enlazando con la rúbrica de este capítulo, bien podría decirse que, en lo que respecta a Tom Neal, la gloria pudo no haber pasado a su lado en absoluto. En efecto, el protagonista masculino de Detour iba a ser el conocido miembro de los Dead End Kids, Billy Halop[13], en su primera aparición en la pantalla después de su militarización durante la Segunda Guerra Mundial[14]. Razones no bien conocidas -podrían ser retraso en el licenciamiento, o problemas personales, muy abundantes en el Halop de sus años jóvenes-, dieron lugar a que la productora de cine B, Producers Releasing Corporation (PRC), buscase a última hora un actor de relevo. Seguramente, la protagonista femenina, Ann Savage[15], que ya había trabajado con Tom Neal, influiría en que fuese este el elegido. El caso es que -siempre según la leyenda tejida en torno a Detour-, Neal fue contratado tres días antes de empezar el rodaje, el 14 de junio de 1945. En retrospectiva, no puede decirse que fuese una mala opción, aunque algunos críticos juzgaron su actuación como uno de los puntos más bajos[16] de una película, por lo demás, de calidades sorprendentes.

     Tal vez, ese sorprendente acierto de la película resulte más explicado, si se tiene en cuenta quién la dirigió, y si se la despoja de aquella parte cutre de su mitología, que su director insistió en exagerar, sin duda para hacer aún más llamativo el que, con tan pocos medios, hubiese rodado una cita muy relevante históricamente y, casi casi, una pequeña gran película.

     El director fue Edgar Georg Ulmer[17], uno de tantos cineastas centroeuropeos que, hacia 1925[18], sintieron la llamada de Hollywood que, potenciada poco después por la barbarie nazi, ya no pudieron desoír en muchos años; tanto más si, como era el caso de Ulmer, tenían ascendencia judía. Ello puede explicar que Ulmer no abandonase jamás el cine norteamericano, pese a verse constreñido[19] a dirigir películas de la serie B a todo lo largo de su carrera de treinta años en la dirección de films[20], siendo así que él se juzgaba con formación[21] y cualidades suficientes para dirigir producciones de mucha más ambición y presupuesto. He ahí algunas razones para que, cuando fue finalmente reconocido como director de una película excelente, se sintiese impulsado a exagerar las limitaciones que había tenido que superar para rodarla. Destaquemos dos falsedades y una grave reserva mental en que incurrió el Señor Ulmer al hablar de Detour muchos años después de su estreno; una serie de falacias que se han constatado con pruebas objetivas y que -seguramente de no haber adquirido esa película tan gran fama- no habrían salido a la luz.

-          Se adujo que el coste de producción había sido de 20.000 dólares[22], siendo así que estuvo muy próximo, arriba o abajo, a los 100.000. Seguía siendo un presupuesto pequeño, pero importante para una película de serie B de la época.

-          Ulmer sostuvo que la había rodado en seis días. Lo cierto es que invirtió entre tres y cuatro semanas en ello, si bien suele darse por sentado que los días de cámara fueron exactamente catorce, desarrollados entre el 14 y el 29 de junio de 1945 (habría que descontar los domingos).

-          Pero, sobre todo, importa destacar el esfuerzo adicional llevado a cabo en la posproducción, en el que la PRC no escatimó gastos, seguramente estimulada por la buena pinta que tenía la película. Así, se sufragaron cuatro días de rodaje adicional de localizaciones en el desierto californiano; se añadieron temas musicales y se mejoró la banda sonora; se hizo amplia propaganda, con hasta seis programas de mano anunciadores de la película, todos en color; volvió a incorporarse a los temas de las juke boxes la canción clave de la película[23], cantada por Bing Crosby; finalmente, aunque Detour fue estrenada el 15 de noviembre de 1945, en un lugar algo infrecuente para ello, como era Boston, al producirse la première en Los Ángeles, se hizo con todos los honores de una cinta de la serie A[24].

     Todo ese esfuerzo, pasado por alto en las ulteriores declaraciones de Ulmer, tuvo su premio. Detour alcanzó una excelente recaudación en taquilla, de alrededor de un millón cien mil dólares: Un buen pellizco para la productora PRC, aunque hubiese invertido en ella, no veinte mil dólares, sino unos cien mil.

***

     No es mi propósito hacer una revisión cinematográfica o técnica de esta película, para lo que ya se cuenta con opiniones mucho más versadas que la mía[25], pero sí quiero exponer algunas de las razones por las que Detour ha sido finalmente valorada como una de las más notables películas del cine negro, cuando menos, entre las de la serie B. Los críticos han aludido, entre otras, a las siguientes:

-          Una técnica fotográfica y narrativa depurada que, marcando patrones aún no muy elaborados en el cine negro del año 1945, se inspiran en el expresionismo alemán de los años veinte (que, en este caso, sirve también para encubrir la pobreza de los decorados) y en el empleo sistemático de la voz en off (aquí, del protagonista masculino) que, en opinión de algunos críticos, con su tono fatalista y auto justificativo, encubre a los espectadores lo que, en la realidad, tal vez no haya sido mala suerte, sino un auténtico ánimo homicida del narrador[26].

-          Si admitimos que el narrador nos esté diciendo la verdad y que esta coincida con lo que se ve en la pantalla -cosa no siempre verosímil-, resaltará el enorme papel que juega en este relato el fátum, o mala suerte, del protagonista. No es algo nuevo, ni mucho menos, en este tipo de cine, pero pocas veces se ha llevado hasta tales extremos, de lo que puede ser prueba palpable la forma en que el personaje principal masculino acaba con la chica, que se halla en otra habitación y con la puerta cerrada, sin que aquel tuviera que emplear arma ninguna. La voz en off recapitula las desgracias del protagonista, con una frase amenazadora, que se ha hecho famosa con el tiempo: El destino o alguna fuerza misteriosa puede señalar con el dedo, a usted o a mí, sin ninguna razón especial[27].

-          El enorme nivel de manipulación y de aviesas intenciones que atesora el personaje femenino de la mujer mala o mujer fatal, también habitual del cine negro, pero llevado en este caso a un punto de gran interés. No se trata, tan solo, de que Vera -el film omite su apellido- sea una de las más grandes villanas del cine americano[28]. Se trata -como adujo la actriz que la encarnó, Ann Savage- de que Detour cambió los roles de los sexos, tan misóginos en el cine negro, dando a la mujer, de manera plenamente abierta y directa, la manija de la acción; y, al mismo tiempo, elevó el poder y la dignidad de sus diálogos al nivel, por lo menos, de los de su compañero masculino[29].

-          Me referiré, por último, a la forma magistral con que se conjugan en Detour la potencia y la brevedad de la narración. Eso no es nada infrecuente en el cine negro -incluso el de serie B-, llamado a acortar el tiempo de las películas hasta poco más de una hora[30]. Más difícil es alcanzar, la claridad y el tempo correcto, cuando se ha de ser tan escueto. En este caso, el acierto no fue solo cosa de la maestría en la dirección y el montaje, sino también en el guion, al haber sabido despojarle de acciones colaterales, que podían ser interesantes para la novela, pero no en la película, como bien dejaría de manifiesto el remake de Detour, al que aludiremos en el último apartado de este capítulo.

 

Uno de los carteles/programas publicitarios de Detour (1945)

***

     Ha llegado a afirmarse que, de las tres figuras más representativas de Detour, dos de ellas -el director, Ulmer, y el protagonista masculino, Neal- no llegaron a disfrutar de la fama de la película que podría haberlos llevado al olimpo cinematográfico. ¿Razón? Ambos fallecieron en 1972, años antes de que dicho film alcanzase la celebridad. Solo la protagonista femenina, Ann Savage, vivió lo bastante -falleció en 2008- como para tener conocimiento del final feliz de la cinta y pasear por festivales y homenajes su persona y sus recuerdos. Pero esta afirmación no es del todo exacta, sobre todo, para el caso de que los responsables de Detour estuvieran al tanto de la crítica europea y, en especial, de las opiniones del movimiento francés de la Nouvelle Vague que, como se sabe, sucedió al Neorrealismo italiano en la primacía cinematográfica, allá por 1960. Opiniones muy favorables de algunos de sus principales integrantes -en ocasiones, vertidas a partir de la década de 1950 en la revista Cahiers du Cinéma- reflejaron una adhesión, que tendría un eco más conocido en momentos posteriores, aunque referida globalmente al cine de Ulmer: François Truffaut lo homenajearía en 1975, aunque a propósito de otra de sus películas[31], y Jean Luc Godard le dedicaría una cinta suya de 1985[32]. Tal vez esa atención foránea excitara la curiosidad de cinéfilos estadounidenses de la categoría del, también director, Peter Bogdanovich, que dejaría constancia impresa de ella en una extensa entrevista con Ulmer, que tuvo lugar en 1970[33].

     De manera más definitiva e inapelable, Detour alcanzó en 1992 la máxima consideración norteamericana de una película, al incorporarla a la Biblioteca del Congreso, tras ser seleccionada por el United States National Film Registry, por entenderla significativa, cultural, histórica o estéticamente. En 2018, el Archivo de la Academia del Cine de los EE.UU. restauró en proceso 4K la cinta original de Detour que, al haber pasado muchos años atrás al dominio público, venía siendo versionada en diversos formatos, con más voluntad que acierto. Y la muy prestigiosa empresa privada, The Criterion Collection[34], en 2019, lanzó al mercado las versiones de Detour en DVD y Blue-Ray, con un resultado que lógicamente irá retirando del mercado otras ediciones anteriores, mucho menos cuidadas, pero muy económicas y beneméritas[35].

     De todas formas, podemos estar seguros de que el homenaje póstumo que Tom Neal hubiera preferido habría sido el del remake de su película Detour, que se rodó en 1990 y se proyectó con el mismo título[36]. Y es que, con independencia de su discutible calidad, tiene el notable interés de haber sido la sola cinta protagonizada por el hijo único -que se sepa- de Tom Neal, llamado Patrick Thomas Neal[37], aunque en los títulos de crédito se tuviera el dudoso gusto de presentarlo como Tom Neal, Jr. El gran parecido -natural y aumentado por la indumentaria y el maquillaje- entre el primero y el segundo de los Tom Neal fílmicos constituye una experiencia que justifica, por sí sola, el visionado de esta versión de Detour, como también el haber omitido el forzado -aunque brevísimo y elegante- final que impuso a la primera el respeto por la censura del Código Hays[38]. Otras diferencias -inspiradas en la novela original- apenas añaden nada interesante a la versión de 1945[39], o resultan directamente negativas para la marcha ágil y sin tropiezos de la película[40].

 

 

3.   Tom Neal en el purgatorio, o sea, en la lista negra

 

     En este capítulo del ensayo, vamos a tomar nuevamente contacto con Tom Neal y, por vez primera, con sus compañeros de profesión, Franchot Tone y Barbara Payton, así como con ese mundo -frecuentemente sórdido y semi oculto- de las listas negras de Hollywood, frecuentemente hibridadas o confundidas con el así denominado veneno para la taquilla. Pretendo hacer avanzar el relato, tras rozar la gloria, hasta sepultar a Neal en el infierno, pasando en este capítulo 3 por el purgatorio. Pero antes de narrar los acontecimientos y sus consecuencias, me parece oportuno situar a Neal a la altura de 1951, y presentar a los otros dos protagonistas de los hechos.

     En ese año Tom Neal ha cumplido sus treinta y siete y continúa con su poco lucida carrera de actor de películas de serie B -principalmente, westerns-, que, tras cuatro años poco empleado[41], ha despegado cuantitativamente, con ocho cintas en 1950 y otras tantas en 1951. En paralelo, ha empezado a participar en episodios de la naciente televisión norteamericana -cuatro rodajes en dicho bienio-. Familiarmente, se ha divorciado en mayo de 1949 de su primera esposa, Vicky Lane[42], quien solicitó la ruptura alegando crueldad mental y física por parte del marido. En conjunto, pues, nada nuevo bajo el sol que alumbra la peripecia vital de Neal ni, desde luego, ningún progreso, ningún brillo, derivados de su participación puntera en Detour.

Pose de Barbara Payton, hacia 1950

     Tarea punto menos que imposible es presentar en unas líneas al actor Franchot Tone, una estrella del firmamento de Hollywood que, hacia 1951, a sus cuarenta y seis años, vivía el ocaso de su carrera o, como si dijésemos, de rentas[43]. Serio, distante, culto y con gran carisma en la pantalla, Tone era muy valorado por sus presuntas cualidades éticas y sociales, definidas en la prensa especializada como propias de una persona sofisticada, un caballero -gentleman- y un hombre suave -en su sentido inglés[44]-. En 1948 se había divorciado de su segunda mujer, la modelo y actriz Jean Wallace, con la que había estado casado durante siete años y tenido dos hijos. En ese 1951, solo se había puesto ante las cámaras para un papel secundario de apoyo en una comedia musical dirigida por Frank Capra[45].

     Y nos queda por presentar a la fémina del trío, la explosiva y muy desafortunada Barbara Payton[46], que durante ese aciago 1951 estuvo yendo y viniendo entre Tone y Neal para, a la postre, no quedarse con ninguno de los dos. Pero vayamos con una presentación casi telegráfica de esta bellísima -esto, poco discutible- actriz -lo que es objeto de mayores discusiones-. A sus veintitrés años de edad, 1951 tendría que haber sido el año de su consagración como estrella, tras el prometedor comienzo de los dos años anteriores, pero, lejos de ello, la que en su día fue comparada con la primeriza Marilyn Monroe[47], inició la breve senda de los papeles de mujer florero[48] que, con la ayuda de las listas negras, la sepultarían en las series B, con roles tan significativos como el de la novia del gorila[49], y muy pronto, en la conclusión de su carrera y en la prostitución de mayor o menor categoría, hasta morir a los 39 años, alcoholizada y totalmente deshecha. Pero todavía en 1951, Babs Payton sigue siendo una espléndida promesa cinematográfica[50]. Familiarmente, arrastra el pasado de un matrimonio anulado por menor edad -15 años- sin consentimiento paterno y otro, mucho más prometedor[51], celebrado en 1945 y disuelto por divorcio en 1950, del que tiene un niño de tres años.

     Baste lo escrito, como presentación de los personajes y pasemos ahora, también brevemente, a tratar de los hechos y de sus consecuencias.

***

     Comencemos por señalar que Tone, Neal y Payton no se conocían personalmente antes de los hechos que ahora relataré. Cuando menos, no habían trabajado juntos en ninguna película; y recordemos, además, que la Payton era una desconocida en los ambientes serios de Hollywood hasta avanzado el año 1949. En cualquier caso, es lo cierto que es Franchot Tone y Barbara Payton coincidieron por primera vez en Ciro’s Nightclub de Hollywood Oeste en el otoño de 1950 y pronto se enamoraron, o algo así, siendo de suponer los motivos de ambos, hasta el punto de que no considero oportuno exponerlos explícitamente[52]. Sí es conocido que Franchot hizo dispendio de flores, champán y joyas para homenajear a su novia quien, buena cocinera desde su adolescencia, le correspondía con la preparación de excelentes platos. Con todo, la maliciosa y muy bien informada revista Confidential de Los Ángeles reportó un desagradable incidente acaecido en la casa de Babs, al espiar Franchot la conducta de esta y hallarla en la cama con el actor, entonces casado, Guy Madison[53], resolviéndose la consiguiente trifulca meramente con insultos y gritos.

     Pese a ello, prosiguió la relación entre Tone y Payton, tomando ya la deriva del compromiso matrimonial. Así las cosas, en julio de 1951, Franchot hubo de viajar a Nueva York, circunstancia en la que Barbara asistió a una de esas fiestas de piscina, llamadas pool parties. Fue allí donde se encontró -y, al parecer, conoció por vez primera- a nuestro viejo amigo, Tom Neal, con quien Babs intimó rápidamente, con gran satisfacción mutua[54]. Por supuesto que no tendría tanta el Señor Tone, al regresar de la Costa Este para casarse con Barbara, siendo la fecha prevista el 15 de septiembre de 1951. Babs, confusa sobre el camino a seguir y, probablemente, a espaldas de ambos pretendientes, mantuvo simultáneamente relaciones con ambos[55], haciendo concebir a Neal esperanzas de que rompería su compromiso con Tone. Lejos de ello, Barbara y Franchot pasaron juntos la tarde del 13 de septiembre -dos días antes de su boda-, solazándose en un motel y, al parecer, bebiendo copiosamente.

     Cuando regresaban a casa de Barbara, ya en la madrugada del día 14, se encontraron con que los estaba esperando Tom Neal, quizá con el propósito de revelárselo todo a Franchot y, tal vez así, impulsarle a abandonar a Barbara. Lejos de ello, Gentleman Tone salió en defensa del honor de su novia y, al parecer, propinó un puñetazo en el rostro a Neal que, en todo caso, no dejó huella ninguna en su cara. De hecho, el único rastro de la pelea que se halló en el cuerpo de Neal fueron las producidas en los nudillos de sus manos, lógicamente causadas por golpear con dureza a su oponente sin llevar protección ninguna.

     En realidad, la pelea entre Tom y Franchot se redujo a que este recibiese de aquel una tremenda paliza, en una situación de inconsciencia y derribado en el suelo. El propio ex boxeador aficionado lo reconoció: Había perdido los estribos al recibir un puñetazo en la cara; había noqueado a Franchot de un fortísimo derechazo que lo había lanzado hacia atrás unos tres metros y, luego, se arrojó sobre él como un gato y lo golpeó un número indeterminado de veces. Por su parte, Barbara se mantuvo en todo momento apartada de los contendientes, como una mera espectadora, y no hizo más declaración interesante que la de no haber visto que fuese Tone quien pegase primero; De hecho -afirmó- Franchot no es hombre que empiece una pelea.

     La trifulca -de la que informaron ampliamente los medios- tuvo tales consecuencias lesivas, que fue conceptuada en su momento como una de las más violentas producidas en el ambiente de Hollywood, sobre todo, por la enorme superioridad de uno de los contendientes. En efecto, evacuado inconsciente a un hospital, Franchot tardó unas dieciocho horas en recobrarse del K.O., permaneciendo en situación calificada de semi comatosa, durante cuyo tiempo el paciente fue operado de fracturas de maxilar inferior y de huesos propios de la nariz -otros, pocos, dicen que la fractura fue en un pómulo-. La cirugía persiguió, no solo reducir las fracturas, sino actuar estéticamente, para que el actor sufriese el menor afeamiento posible. Habiendo recobrado plenamente la conciencia, Tone hubo de permanecer casi dos semanas ingresado, tiempo durante el cual fue repetidamente visitado por Barbara y pudo conocer las declaraciones de Tom, en las que se manifestaba arrepentido de su exceso de violencia y le deseaba una pronta y completa recuperación. Curiosamente, el alta hospitalaria fue seguida del viaje de la pareja Franchot-Babs hasta el pueblo natal de ella (Cloquet, en Minnesota), donde por fin contrajeron matrimonio, el 28 de septiembre de 1951. Entre aquella barahúnda de golpes y de escándalo periodístico, la decisión matrimonial del novio, de no considerarla una estupidez, habría que valorarla como un gesto caballeresco a más no poder.

     Dicho rasgo no fue correspondido por la novia -ya esposa-, que regresó inmediatamente a sus relaciones sexuales con Tom Neal, pese a las advertencias del ya su marido que, harto de la situación, promovió la separación al cabo de dos meses escasos de la boda. El divorcio, bajo especie aceptada de infidelidad de la esposa, se consumó en mayo de 1952. Los medios informativos y el público en general alabaron la decisión final de Tone, de cuyo lado se pusieron decididamente a todo lo largo de estos incidentes, censurando la brutalidad de Neal, experto en pugilismo y mucho más fuerte que su antagonista[56], y la vergonzosa promiscuidad de Payton, tanto antes como después de su matrimonio, tan generosamente mantenido por Tone, pese a tan contrarias incidencias.

     Antes de pasar al tema de los efectos de todos estos sucesos en las carreras cinematográficas de Neal y Payton, nos queda por tratar de una consecuencia más legal e inmediata de la pelea, a saber, su enjuiciamiento judicial. Como es lógico, la fiscalía de Los Angeles abrió causa contra Tom Neal pero, días más tarde y conforme al Derecho penal californiano -por lo demás, dominante en todos los Estados Unidos-, Franchot Tone solicitó que no se siguiera procedimiento criminal, siendo el proceso inmediatamente cerrado[57]. Fue otro gesto de benevolencia del lesionado, que contaría a su favor en la estimación pública de él y en la negativa de su agresor.

Franchot Tone y Barbara Payton, hacia 1951

***

     ¿Qué consecuencias profesionales tuvieron para Tom Neal y Barbara Payton los hechos narrados en este capítulo 3? Es casi un lugar común el afirmar que produjeron la incorporación de ambos en las listas negras de los estudios de Hollywood, acabando en la práctica con sus carreras artísticas. La verdad es que resulta un poco fuerte atreverse a citar tan a la ligera las listas negras en un momento, como el año 1951, en que estaba en pleno y doloroso furor la acción del Comité de Actividades Antinorteamericanas del Senado de los Estados Unidos, bajo la presidencia del siniestro senador Joseph Raymond MacCarthy, y la servil cooperación del FBI, dirigido por John Edgar Hoover. Pero es que, además, ni hubo una decisión en tal sentido de los estudios cinematográficos en ese momento, ni habría sido muy eficaz, tratándose de actores de films de la serie B, controlados en su mayor parte por productores y distribuidores independientes. Con todo, aportemos algunos datos de hecho, en apoyo de nuestras consideraciones. Comenzaremos por aludir a la decisiva intervención del llamado Rey de las Bs, es decir, del productor más famoso e influyente del momento en ese tipo de películas, el famoso Robert L. Lippert[58], que en 1952 tomó bajo su tutela y precontrato a la pareja Neal-Payton, con la razonable esperanza de hacer dinero con un dúo tan conocido y escandaloso. No resultó factible con Tom, más allá de un western coprotagonizado por Babs[59] y del apoyo económico a una gira teatral de ambos con la conocida obra, El cartero siempre llama dos veces[60], que fracasó muy pronto, ante los excesos de Barbara con la bebida y las drogas y, en menor medida, de Tom. Pero, en realidad, el objetivo de Lippert era el de trasladar a Neal y Payton a Gran Bretaña, donde el citado productor había llegado a un acuerdo con Hammer Films para coproducir y distribuir cintas para dicho país y los EE.UU.[61], y en que la mala prensa de los dos actores era no muy conocida.

     En Inglaterra, fue solo Barbara Payton quien se puso delante de las cámaras, en dos películas estimables para lo en ella habitual[62], pero la ulterior llegada a la isla de Neal desembocó en nuevas orgías de alcohol y sexo, que obligaron a la Hammer a devolverlos a Norteamérica, tras apenas cinco meses de presencia de Babs entre los británicos. Todavía, ya en los Estados Unidos, la Payton tuvo ocasión de rodar dos films más[63], con los que cerró su carrera, en el año 1955.

     De lo expuesto hasta ahora, deduzco que la repugnancia del público americano por Neal era muy superior al rechazo que podía sentir por Payton, y que en el caso de Tom el efecto veneno para la taquilla -no, propiamente, ingresar en la lista negra- pudo resultar más rápido y decisivo que en el caso de su compañera sentimental. Respecto de ella, hay dos datos muy relevantes, que pueden explicar la mayor condescendencia de público y productores, aparte del llamado efecto de machismo a la inversa -que lleva en ciertos casos a tratar con más benevolencia los deslices femeninos-.

-          El primer hecho fue que, después de casi dos años y medio de convivencia o de vida en pareja, Neal y Payton se separaron definitivamente -al parecer, por decisión de él-, sin haber llegado a casarse. La ruptura puede datarse en el otoño de 1953.

-          El segundo, y mucho más relevante -pues explica por qué Payton acabó su carrera en 1955, no antes- fue la existencia de una relación pública, y hasta provocativamente publicitada, de Babs con un joven de raza negra, con el que se dedicaba a exhibirse por Beverly Hills a lomos de una petardeante motocicleta, conducida por el galán. La verdad es que, ya en 1952, Barbara había tenido una tórrida aventura con el atleta y actor afroamericano, Woody Strode[64], junto al que estaba rodando La novia del Gorila. Posteriormente, en su autobiografía, Barbara Payton manifestaría su inclinación por los negros, no solo en el aspecto sexual, sino afectivo[65]. En fin, aquella promiscuidad interracial fue la gota que hizo rebosar el vaso de la tolerancia y, a partir de entonces, ningún productor volvió a acordarse de Babs[66].

     A partir de aquí, perdemos de vista en este ensayo las vidas de Franchot Tone y de Barbara Payton. En cuanto a Tom Neal, habremos de seguir su biografía, a fin de encontrárnoslo en el infierno, como de forma un tanto exagerada hemos reflejado en el título. Ese será el contenido del cuarto y último capítulo.

 

 

4.   Para acabar, un uxoricidio


     En el capítulo precedente habíamos dejado a Tom Neal a finales de 1953, con su carrera cinematográfica conclusa y separado definitivamente de Barbara Payton. En este, hemos de situarnos en la primavera de 1965. Es un lapso de más de once años, que habremos de resumir al máximo, para poder ponernos en situación. Veamos.

     En enero de 1965, Tom ha cumplido 51 años. Desde 1959 no ha vuelto a plantarse delante de una cámara[67], pero ha orientado razonablemente bien su vida laboral: Ayudado por su vocación y por el aprendizaje entre japoneses americanos de la técnica de jardinería oriental -ikebana-, se ha trasladado a la próspera ciudad turística californiana de Palm Springs y allí ha montado un buen negocio de paisajismo, jardinería y venta de herramientas para ello. Cumple bien con sus encargos aunque, desde luego, los vicios -abuso del alcohol, adicción al sexo- y defectos de carácter -explosividad, celotipia, gregarismo- siguen siendo parecidos a los de antaño[68].

     Desde el punto de vista familiar, en 1956 Neal ha contraído su segundo matrimonio, con una azafata de líneas aéreas, llamada Patricia Marie Fenton, con la que la relación parece haber sido la más satisfactoria de todas. En 1957 tuvo de ella a su único hijo conocido, Patrick Thomas Neal -de quien ya hemos escrito antes, a propósito del remake de la película Detour-. Desgraciadamente, al año siguiente Patricia murió víctima del cáncer. Así las cosas, Neal decidió volver a casarse en 1961 con la recepcionista de un establecimiento de recreo de Palm Springs, llamada Gail Bennett[69]. Se asegura que la elección no fue afortunada, tanto en lo referente a las cualidades morales de la nueva esposa[70], como a la escasísima atención prestada al cuidado del pequeño Patrick Neal[71]. Algún desarrollo de estas circunstancias habré de hacer seguidamente, cuando me refiera los funestos sucesos del 1 de abril de 1965. El hecho es que, de manera provisional, la pareja se había concedido un periodo de separación temporal, para reflexionar sobre su futuro, parte del cual pasó Tom en la ciudad de Chicago, su metrópoli natal y residencia de sus padres. De allí regresó a Palm Springs de manera repentina y sin avisar, presentándose inopinadamente ante su esposa Gail que, en el ínterin, ya había tomado la decisión de solicitar el divorcio. Ha llegado, pues, el momento de proseguir la narración de la manera sucinta y fría que parecen exigir las crónicas de tribunales[72].

***

      Con todas las salvedades debidas a un caso muy confuso en varios de sus aspectos esenciales, podemos empezar la narración en la tarde del 31 de marzo de 1965. Sobre las cinco y media p.m., un amigo del matrimonio Neal, llamado Frank Seyferlich, llega a la casa de ambos en Palm Springs[73], con el fin de entregar a Gail unas cartas de recomendación, que esta le había pedido para intentar encontrar trabajo en Los Angeles, adonde pretendía trasladarse inmediatamente, divorciarse de Tom y empezar una vida independiente. Para su sorpresa, Frank se encuentra con que Tom Neal también está en la casa. En vista de ello, aborta la entrega de las misivas de presentación y, rechazando la invitación de Gail de que se quede y tome unas copas con ellos, se marcha inmediatamente alegando prisa y la conveniencia de que los dos esposos traten entre ellos lo mucho de lo que tendrán que hablar.

     De todo el día 1 de abril de 1965, lo único que se sabe de cierto es que los vecinos de algunas casas próximas dicen haber oído discutir a gritos al matrimonio Neal -lo que era en ellos bastante habitual-, pero no que llegase a sus oídos el ruido de un tiro. Lo cierto es que, en la tarde de dicho día[74], en circunstancias totalmente imprecisas, Gail recibió un disparo en la región temporal derecha, justo detrás de la oreja, con una pistola automática calibre .45, que le produjo una muerte instantánea. El cadáver fue hallado en uno de los dormitorios de la vivienda unifamiliar.

     A última hora del mismo día 1, o ya en la madrugada del 2, Tom se presentó en el restaurante Tyrol de Idyllwild -próximo a Palm Springs-, que frecuentaba con anterioridad, y allí confesó compungido a uno de sus dueños, Robert L. Balzer, y a un tal Willett que había matado a su esposa, aduciendo que, desde que se había quedado sin su anterior mujer por el cáncer, Gail  era toda su vida y no podía vivir sin ella. Se entiende que ya se había enterado de que Gail estaba decidida a divorciarse. También reconoció que la había matado en pleno día, mientras estaba ella echando una cabezada. Balzer no llegó a creerse lo que Tom le decía, razón por la que, al marchar del lugar el homicida confeso, no comunicó lo manifestado a la policía.

     Hacia las cinco de la mañana del día 2 de abril, un abogado de Beverly Hills conocido de Tom, apellidado Cantillion, avisa a la policía de que aquel le ha dicho que ha matado o herido gravemente a su esposa, la cual yace en su domicilio. Los agentes acuden y, en efecto, hallan el cadáver sobre una cama y parcialmente tapado con una colcha. También hallan a unos pocos pies[75] el casquillo de la bala mortal. El fiscal se hace cargo del caso y Tom decide entregarse a la policía, sin más demora, acompañado por Cantillion. Las diligencias de investigación se desarrollan con rapidez, de modo que el 16 de abril el gran jurado del condado de Riverside resuelve aceptar el procesamiento de Tom Neal por asesinato, como el fiscal le ha solicitado. La defensa de Tom es confiada a un abogado de oficio, James Kellam quien, tras varias demoras y titubeos, expone ante el juez que no se siente con experiencia y medios suficientes para ofrecer a su patrocinado una defensa adecuada, la cual requeriría gastar un mínimo de 15.000 dólares[76]. El juez, Hilton McCabe, autorizó un aplazamiento generoso, a fin de que los amigos del acusado abrieran una cuestación para ayudar económicamente a la defensa de Neal, si bien este habría de permanecer en prisión preventiva, como lo estaba desde el día en que se entregó.

     La colecta alcanzó pronto la cantidad a que se aspiraba. Se cita entre los donantes a Mickey Rooney -compañero de juergas de Tom en sus primeros tiempos en Hollywood-, Blake Edwards -muy amigo de M. Rooney y antiguo compañero de piso de este-, Franchot Tone -una vez más, Gentleman Tone- y los columnistas malévolos de los trapos sucios de Hollywood, Dorothy Manners y Harrison Carroll. Con el dinero obtenido, no solo pudieron implementarse mejores medios de defensa para Neal, sino pagar a un letrado de renombre en lo criminal, llamado Leo Rosenberg, quien había sido clérigo antes de recibirse de abogado.

Vista exterior de la casa donde murió Gail

***

     Finalmente, el juicio con jurado se abrió en la localidad de Indio (condado californiano de Riverside) el 19 de octubre de 1965. Los jurados eran nueve mujeres y tres hombres, cosa que ignoro si tendría consecuencia importante en su veredicto[77]. Actuaba como fiscal el ayudante del de distrito, Roland Wilson, profesional experto, de baja estatura física.

     Varias sorpresas deparaba de antemano este caso. Era la primera que, ni había aparecido, ni aparecería nunca, el arma del crimen, algo que no favorecía mucho al acusado, toda vez que había tenido tiempo sobrado para ponerla a buen recaudo. Con todo, era un buen punto de partida para echar la culpa a otro, desdiciéndose de lo inicialmente confesado. En efecto, en la misma nota manuscrita en que había agradecido a sus promotores el gesto de abrir una cuestación en su favor, Neal exponía dramáticamente que los culpables del crimen estaban entre quienes habían comido y bebido con él: Con amigos así, ¿quién necesita de enemigos?, concluía. En algún momento, aludió a un tal Glenn Austin que, de existir, nunca fue molestado en el juicio. La verdad es que todo este montaje quedó olvidado, tan pronto se hizo cargo de la defensa el abogado Rosenberg, quien no vio mucho porvenir en disculpas basadas en la desaparición del arma, entre otras cosas, porque se hallaron un par de balas del calibre .45 entre las ropas o efectos personales de Tom, así como por el hecho de que varios testigos afirmaron haber visto en otras ocasiones una pistola de dicho calibre en manos de la pareja, ya en las del actor, ya en las de Gail, incluso con expresiones y ademanes amenazadores.

     La presencia de terceros en el domicilio, bien como sospechosos, o bien como motivo de celos, no llegó más allá de la existencia de un comisionista de seguros, llamado Steve Peck, que vivía realquilado en una de las habitaciones de la casa, pero sin haber dado motivos de enfado durante el tiempo en que había convivido con Tom. Una vez este marchó en régimen de separación temporal, es posible que la relación de Peck con Gail hubiese progresado, a juzgar por algunas cosas del primero que aparecieron en el dormitorio de su casera. En cualquier caso, en los días del crimen y los inmediatamente anteriores y posteriores, Peck había estado en Phoenix (Arizona), dedicado a su comercio. De todos modos, resultó un testigo poco de fiar, al desdecirse de su declaración ante la policía, sosteniendo en el juicio que era a Tom, no a Gail, a quien, tiempo atrás, había tenido que quitarle la pistola, cuando se hallaba insultando y apuntando con el arma a su cónyuge.

     La declaración de Tom en la vista aportó una tercera versión de lo acaecido. Según afirmaba ahora, en la tarde del día 1 de abril, estuvieron de lo más amartelados Gail y él, hasta que empezaron a discutir por presuntas infidelidades de ella con amigos de la pareja. Entonces, Gail se había levantado bruscamente y cogido de un mueble la pistola, con la que apuntó hacia Tom, al tiempo que decía ¡voy a matarte, bastardo! Él pudo asirla de la muñeca y forzarle el brazo hacia atrás, momento en que se produjo el disparo letal, sin que Neal hubiese apretado el gatillo, ni tenido la intención de que Gail lo hiciera involuntariamente. Al caer su esposa exánime, Tom no tuvo otra reacción que la de lamentarse y rezar, incluso empleando la conocida expresión evangélica ¡talitha cumi![78], impetrando el milagro de la resurrección de Gail. En resumen, y escenificaciones al margen, Tom, ni gestionó ninguna ayuda médica, ni comunicó en el acto lo sucedido a la policía.

     Concluida la declaración de Tom Neal, fue el turno del forense, Doctor Armand Dolliger, que había realizado la previa autopsia del cadáver de Gail Bennett. El patólogo consideró muy difícil que el disparo se hubiera producido como el acusado manifestaba, pues era prácticamente imposible que la mano de Gail hubiese girado tanto ángulo y, aún así, hubiera podido accionar el gatillo con su dedo índice. No obstante, el informe fue hábilmente contradicho por el defensor, al poner de manifiesto que no se habían tomado medidas ni hecho pruebas sobre la base concreta de los brazos de Gail y de Tom, ni tampoco de la flexibilidad de sus respectivas muñecas.

     Las pruebas concluyeron con los testimonios de algunos compañeros de trabajo de Gail en el Club de Tenis, los cuales confirmaron que, en efecto, había presentado la demanda de divorcio el pasado 11 de marzo, así como que tenía miedo de la reacción de Tom cuando este regresara de Chicago. Conocido que existía, en efecto, una demanda, se reclamó copia de la misma, constatando que, entre los motivos de divorcio alegados por Gail estaba el de que Tom la hubiese amenazado con una pistola calibre .45 automática, el pasado mes de noviembre.

     Los informes de las partes pusieron el broche final al mediático juicio, que había durado veinte días, siendo seguido por abundante público. Entre las personas más asiduas en la tribuna, se hallaba nuestra conocida del capítulo 3, Barbara Payton, quien intercambió señas con el acusado en varias ocasiones. Al fallecer Babs año y medio después, se da por seguro que nunca más volvieron a verse.

     Tras dos días de deliberación, con un total de diez horas de encierro, el jurado emitió un veredicto que sorprendió a la mayoría de los circunstantes: Homicidio involuntario o, como diríamos en España, por culpa grave. El fiscal pareció quedar atónito, mientras que un exultante Rosenberg se lanzó a aventurar el pronóstico de que Tom Neal estaría en casa por Navidad. Claro que no dijo de qué año.

     Entre los desagradablemente sorprendidos del veredicto debía de encontrarse el juez McCabe, que presidía el tribunal. De modo que, habiendo informado el fiscal en contra de una sentencia benévola que pudiese suponer la inmediata libertad condicional -la anglosajona probation-, McCabe condenó a Neal, el 18 de noviembre, a una pena entre uno y quince años de prisión, sin que procediese su libertad inmediata, entre otras cosas -argumentó- porque los sucesos de abril habían sido, no algo ocasional, sino la trágica culminación de un periodo de inestabilidad marital. Ahora la sorpresa desagradable cayó de la parte de Tom, que se mordió los labios al escuchar la decisión judicial y, luego, al salir del juzgado camino del presidio, acertó a declarar a la prensa que lo asediaba que la sentencia era un trabajo de carril[79].

***

     La duración práctica de la privación de libertad fue de unos seis años y ocho meses[80], dado que Tom fue puesto en libertad condicional a primeros de diciembre de 1971.

     Terminada la estancia en la cárcel, Tom obtuvo la libertad bajo palabra, obligado a seguir un programa de trabajo en la Institución Estatal para Hombres de Chino -suburbio de San Bernardino, en California-, pasando a vivir en unión de su hijo en unos apartamentos de renta baja en Hollywood Norte[81], donde fallecería, al parecer, víctima de infarto de miocardio, el 7 de agosto de 1972, a sus 58 años.

     Así y aquí termina el infierno del que pudo ser consciente Tom Neal mientras vivió. Hay otra parte, sin embargo, que hace referencia a su fama y su recuerdo post mortem, y que puede quedar resumida en la siguiente frase de John O’Dowd[82]:

     Según Walter Burr, sobrino de Neal, nadie de la familia de este dudó nunca de que Tom había asesinado a Gail. Tenía tan largo historial de violencia y tan tremenda ira dentro de sí, que estuvieron convencidos desde un principio de que la muerte de Gail no había sido accidental.

     ¿Se atreven ustedes a opinar a ese respecto?

Tom y Gail en la época de su boda (1961)

    

 

 

   


[1] Que yo sepa, no se ha publicado el expediente académico de Thomas Carroll Neal, Jr., pero da toda la impresión, por carácter y fechas, de que no llegó a graduarse en ninguna de las dos universidades a las que asistió.

[2] Se trata de la actriz Ann Savage (1921-2008), de quien escribiré con más detalle en el capítulo 2 de este ensayo. Neal y Savage formaron pareja cinematográfica en cinco películas.

[3]  En medidas de nuestro sistema métrico, alrededor de 175 centímetros de altura y 81 kilos de peso.

[4] John Drew, Jr. (1853-1927). Emparentó con la gran familia teatral de los Barrymore que, por su prestigio e influencia, fue considerada como una familia real en el teatro americano de la época.

[5] Entre 1932 y 1934, Tom Neal participó en 34 peleas de boxeo aficionado en Evanston (Illinois) y Cambridge (Massachusetts), con el excelente récord de 29 victorias, dos nulos y tres derrotas. Fue llevado por el famoso entrenador de boxeo universitario, Henry Lamar (1906-1985).

[6] Campeón mundial del peso pesado entre 1919 y 1927.

[7] Definición de la famosa página cinéfila Filmaffinity: “Películas en general de bajo presupuesto, en principio modestas en pretensiones y calidad, y que en muchos casos abordan la ciencia-ficción, el fantástico, el terror o la acción, géneros que suelen requerir efectos especiales y decorados donde la escasez de presupuesto es más notoria. Por sus particularidades y popularidad destacan muchas hechas en los años 50, siendo relevante que no pocas supieron hacer de la necesidad virtud, y hoy son consideradas películas de culto o incluso obras maestras”. Sin lugar a dudas, la película Detour, de la que luego trataré, es una de estas, contándose entre las 10 mejores serie B norteamericanas de todos los tiempos.

[8] Curiosamente, algunas de sus películas más conocidas de la época lo presentaban como oficial, nipón y/o estadounidense, entre ellas, Behind the Rising Sun (dirigida por Edward Dmytrik en 1943) y First Yank into Tokio (dirigida por Gordon Douglas, en 1945).

[9] A saber: 4 en 1942; 8 en 1943; 4 en 1944, y otras 4 en 1945.

[10] Este último, también empleado en el inglés americano. Duro es la traducción de tough.

[11] Todas ellas, y otras muchas, fueron consideradas en la época como muy amigas, novias o compañeras ocasionales de Neal.

[12] Al no haberse estrenado comercialmente en España, la película Detour (Edgar G. Ulmer, 1945) ha mantenido en nuestro país su título en inglés, traducible por Desvío o por Rodeo. El vocablo tiene un doble sentido, aprovechado por los comentaristas para forjar la metáfora de apartarse del camino moral correcto.

[13] Billy Halop (1920-1976). Entre 1937 y 1939, participó en 8 películas de la serie de los Dead End Kids y derivadas. En 1938 (Ángeles con caras sucias, dirigida por Michael Curtiz) y en 1939 (Han hecho de mí un criminal, dirigida por Busby Berkeley) tuvo su mejor momento, pasando seguida y constantemente a la serie B, con un total de dieciséis películas hasta 1942, en que se incorporó al Ejército. Concluida la II Guerra Mundial, continuó rodando hasta 1967 títulos poco conocidos, con un total de doce cintas (en cinco de ellas, sin figurar en los créditos). También fue una cara conocida en las series de televisión, entre los años 1951 y 1974, con más de sesenta apariciones. Todos estos números son solo aproximados por defecto.

[14] Fue movilizado, entre 1942 y 1945, en unidades de US Army Signal Corps.

[15] Ann Savage (1921-2008), en la vida real, Berniece Maxine Lyon. Participó en un total de 33 películas (31 de ellas, entre 1943 y 1953), casi todas de serie B, así como en once episodios de series televisivas, entre 1953 y 1955. Cuenta con una buena biografía: Lisa Morton & Kent Adamson, Ann Savage (1920-2008), McFarland & Co., Jefferson (North Carolina) y Londres, 2010.

[16] Con excesiva acidez, un crítico dijo que los protagonistas de Detour tenían un solo gesto durante toda la película: el hombre (Tom Neal), de tristeza fatalista y la mujer (Ann Savage), de irritación y enfado.

[17] Edgar Georg Ulmer (1904-1972), nacido en la actual Olomuc (entonces, Olmütz, en el Imperio Austro-Húngaro; desde 1918, sucesivamente, en Checoslovaquia y República Checa). En los años de la primera posguerra mundial, tanto en Viena como en Berlín, trabajó -o dijo haber trabajado- como ayudante o colaborador de grandes figuras, como Robert Siodmak, Billy Wilder, Fred Zinnemann o Fritz Lang, así como con el famoso director de fotografía Eugen Schüfftan. En los Estados Unidos, entre 1933 y 1964, dirigió un total de 37 películas -casi todas de la serie B-, haciendo Detour la número 18. Que yo sepa, Ulmer carece de una buena biografía completa por escrito. Lo mejor y más amplio -consultable por Internet (youtube) en su inglés original- es el film documental dirigido por Michael Palm, titulado Edgar G. Ulmer, the man off-screen, rodado en 2004, con una duración de 77 minutos.

[18] La confusión que intencionadamente arrojó Ulmer sobre aspectos básicos de su vida ha provocado al respecto, dos opciones malamente compatibles: O que emigrara en 1926 a los Estados Unidos, siguiendo a Friedrich Wilhelm Murnau; o que se trasladara a América después de haber codirigido y producido la excelente película documental alemana muda, Menschen am Sontag, rodada en 1929 y estrenada en febrero de 1930. En todo caso, su emigración sería anterior al ascenso de los nazis al poder (1933).

[19] Ello, como consecuencia de haber roto el matrimonio de Shirley Alexander (de soltera, Cipes), con el productor independiente, Max Alexander, provocando la indignación y represalia del muy influyente magnate de los estudios Universal, Carl Laemmle. Edgar G. Ulmer y la citada Shirley Cipes contraerían matrimonio en 1936.

[20] Véase antes, la nota 16. En los últimos diez años de su vida, Ulmer se apartó de la dirección de cine, debido a su mala salud. Fueron, sin embargo, momentos de reconocimiento por importantes cineastas de la época, como Jean Luc Godard, François Truffaut y Peter Bogdanovich.

[21] A lo dicho en la nota 16, habría que añadir la colaboración con otros muchos grandes directores de la impresionante lista alemana de la época: Robert Wiene, Paul Wegener, Georg Wilhelm Pabst, Eric von Stroheim… -si es que Ulmer no exageraba-. En todo caso, parece ser justa su famosa frase, I really am looking for absolution for all the things I had to do for money's sake (traducible por en verdad, estoy buscando mi absolución por todas las cosas que he tenido que hacer, a causa del dinero). Se supone que aludía a películas defectuosas o mediocres, por el mínimo presupuesto del que disponía para hacerlas.

[22] Aunque ese hubiese sido el coste real, no puede olvidarse que otras muchas películas de serie B estaban presupuestadas en aquel tiempo en unos diez mil dólares. E insisto: de serie B, no de otras inferiores (series C y Z).

[23] Se trata de la intitulada I can’t believe that you’re in love with me (“No puedo creer que te hayas enamorado de mí”), música de Jimmy McHugh y letra de Clarence Gaskill, estrenada en 1926. Ha sido versionada no menos de veinticinco veces, por destacados intérpretes. Bing Crosby, en efecto, la grabó el 7 de agosto de 1945, con Carmen Cavallaro al piano. La misma canción figura también en la banda sonora de la cinta de 1954, El motín del Caine, dirigida por Edward Dmytrik.

[24] Se proyectó en el teatro Orpheum, con capacidad para 2.200 espectadores, siendo la sesión amenizada por los, entonces famosos, Slim Gaillard Trio y Buddy Rich Orchestra.

[25] Limitándome tan solo a los comentarios en español de la película, pueden destacarse los de José Luis Garci, Miguel Marías, Oti Rodríguez Marchante y Antonio Jiménez Rico, en el coloquio televisivo sobre Detour en el programa de TVE2, ¡Qué grande es el cine!, 2002 (localizable en youtube), y los de Quim Casas y Jesús Palacios en el folleto que acompaña al DVD de Detour, Versus, 2009. En Internet se encuentra el breve comentario de Alejandro Díaz Castaño en la revista Miradas de Cine, núm. 79 (2008).

[26] Con carácter general, sobre el cine negro americano, puede verse mi ensayo, Ensayos de cine (1): El cine negro, en este mismo blog, y la bibliografía en él citada. Con carácter concreto, sobre la película Detour, puede consultarse: Paul Duncan & Jürgen Müller (Editores), Cine Negro, Taschen, Köln, 2017, pp. 323-333 (texto a cargo de Alain Silver).

[27] En la frase de la película se omitió la referencia a Dios, que se hacía en la novela original. Decía así: God, fate or some mysterious force can put the finger on you or me for no reason at all.

[28] En una encuesta realizada en 2007 por la revista Time para seleccionar a las 25 mayores villanas de la historia del cine, la Vera de Detour obtuvo el sexto puesto, inmediatamente por detrás de la Phylis Dietrichson (Barbara Stanwyck) de Perdición (Double Indemnity, dirigida por Billy Wilder en 1944).

[29] Merece la pena, aunque sea en traducción, recoger sus palabras: La mayor parte de los papeles de las actrices (del cine negro) eran propios de retrasadas mentales. Eran puro decorado. Todos los argumentos se desarrollaban en torno a los actores varones; eran ellos quienes realmente tomaban las decisiones. Todo lo que tenían que hacer las actrices era aparecer llenas de encanto. En consecuencia, los diálogos de estas eran ridículos. Ann Savage se percató inmediatamente de aquel cambio copernicano de papeles y supo actuar en consecuencia, aunque no todos los críticos aceptasen su representación crispada y violenta, muy cercana a la sobreactuación.

[30]  La versión de Detour en el cine dura 68 minutos, que quedan técnicamente reducidos a unos 65 en su versión televisiva.

[31] En concreto, la titulada La aurora desnuda (The naked down, dirigida por Edgar G. Ulmer en 1955). Véase, François Truffaut, Les films de ma vie, Flammarion, Paris, 1975, pp. 179-180 (hay reediciones posteriores y traducción al español).

[32] Se trata de Détective (1985). En realidad, la dedicatoria es triple: Para Edgar G. Ulmer, John Cassavetes y Clint Eastwood.

[33] Peter Bogdanovich, El director es la estrella (II), edición española de T & B, 2008, pp. 81-116 (el original inglés apareció por vez primera en 1972).

[34]The Criterion Collection es una compañía privada neoyorquina, fundada en 1984, especialmente dedicada a la edición de DVD y Blue-Rays de clásicos del cine y películas contemporáneas importantes.

[35] Al no poderse obtener ya sino de segunda mano, no me privo de recomendarles a ustedes la versión en DVD que, en un solo disco, recoge tres joyas del cine negro: Perversidad (Fritz Lang, 1945), Con las horas contadas (Rudolph Maté, 1950) y Detour (Edgar G. Ulmer, 1945). La referencia de dicho DVD es: Joyas del Cine, DVD 4, Cine negro, Círculo Media Direct, 2008.

[36] El registro de la película es de 1990, aunque he leído que no se estrenó hasta 1992 (lo que pongo en duda), y fue producida y dirigida por Wade Williams. Williams rechazó su valoración como remake, prefiriendo la de readaptación, debido a haber acogido más fielmente y con mayor extensión el curso de la novela basal (Detour, por Martin M. Goldsmith, publicada por primera vez en 1939). Véase, Pat H. Broeske, The son also takes a “Detour”, Los Angeles Times, 25-IX-1988. El Detour de Wade Williams puede verse íntegra y gratuitamente por youtube, en su lengua inglesa original. Tiene una duración de 89 minutos, es decir, unos veintiún minutos más que la versión de 1945.

[37] Patrick Thomas Neal (1957-2015), hijo de Tom Neal y de su segunda esposa, Patricia Fenton, fallecida de cáncer en 1958.

[38] Traduzco de la Wikipedia en inglés: El Motion Picture Production Code no permitía que los asesinos saliesen impunes de sus crímenes. Así pues, Ulmer satisfizo a los censores haciendo que el protagonista, Al Roberts, fuese detenido por la policía en la última escena de la película, tal y como había pronosticado Roberts en su previa narración (voz en off). Añado que la detención, en la carretera y casi al paso, no dura ni medio minuto.

[39] La novela -creo que, de forma bastante lógica, dados los personajes y el ambiente en que se mueven en Los Ángeles- contiene unos ingredientes de sexo entre Al y Vera, que en el Detour original no existen y en la película remake quedan en nada, debido a las malas relaciones y a la tensión entre los protagonistas.

[40] Me refiero al esfuerzo -basado en la novela- de desarrollar en paralelo los fracasos de Al Roberts y de su novia, Sue Harvey, desarrollados a distancia y totalmente diversos en sus causas y efectos. Ese es el principal motivo de que se amplíe bastante la duración de la cinta, sin ninguna ventaja para el seguimiento de la misma. Por lo demás, opino que el remake responde a la fórmula llamada del plano a plano con la versión original, diga Wade Williams lo que quiera.

[41]  Entre 1946 y 1949, intervino en un total de once películas, lo que, dada la brevísima duración de sus rodajes y el hecho de no ser protagonista de muchas de ellas, suponía poco tiempo y poco dinero, para el tren de vida que pretendía.

[42]  Llamada en la vida real Grace Patricia Rose Coghlan (1926-1983), nacida en Dublín. Tras participar en una decena de papeles en series B, progresó en su carrera al pasarse a la canción donde, bajo la tutela de su segundo marido, Pete Candoli, tuvo unos quince años de relativo éxito.

[43] Stanislaus Pascal Franchot Tone (1905-1968), bajo contrato con MGM, desarrolló su carrera fílmica entre 1932 y 1965, además de una crecida participación en televisión y una vida parcialmente dedicada al teatro. Hasta 1951, había intervenido en unas 32 películas, siendo su año más glorioso el ya lejano de 1935, con su co-protagonismo en las famosas cintas, Tres lanceros bengalíes ( The lives of a Bengal lancer, dirigida por Henry Hathaway) y Rebelión a bordo (Mutiny on the Bounty, dirigida por Frank Lloyd), por la que obtuvo su única nominación a los Oscar.

[44] Traducible, mejor que como suave, por afable y delicado.

[45] Se trató de Here comes the groom (Aquí viene el novio), donde, con una llamativa semi-premonición, el protagonista (Bing Crosby) le quitará al millonario (Franchot Tone) a su prometida (Jane Wyman).

[46] Nacida Barbara Lee Redfield (1927-1967). Entre 1949 y 1963 participó en 15 películas que, salvo las tres o cuatro primeras, fueron mediocres producciones de serie B o inferior. Sin duda, la mejor cinta que protagonizó fue el noir, Corazón de hielo (Kiss tomorrow goodbye, dirigida por Gordon Douglas en 1950, con James Cagney como actor principal). También es de notable calidad su primera película como protagonista femenina, Atrapado (Trapped, dirigida por Richard Fleischer en 1949). Con muchas limitaciones, que no es del caso recoger aquí, pueden verse sobre Barbara (Babs) Payton, su autobiografía (en realidad, escrita por Leo Guild), titulada I am not ashamed, Holloway House, 1963 (reeditada por Spurl Editions en 2016), y la biografía muy tardía escrita por John O’Dowd, Kiss tomorrow goodbye. The Barbara Payton story, 1ª edic., Bearmanor Media, Albany (Georgia), 2007, corregida y puesta al día en una nueva edición en 2015. En Internet, abierto al público, hay un extenso y muy interesante chat con el citado Señor O’Dowd: The Big Chat Interview Series, May 20th, 2003, en la www.noirfilm.com. Extenso y notable artículo en Internet: Jon Alonso, Barbara Payton: La femme fatale de Bukovski y Cagney, elinquietantebaypss2010.blogspot.com, entrada de 7-11-2018.

[47] Marilyn se cruzó en la carrera de Babs cuando fue aquella y no esta la seleccionada para el secundario, pero muy agradecido, papel de Angela Phinlay en la gran película de dine negro, La jungla de asfalto (The asphalt jungle), dirigida por John Houston en 1950.

[48] Así, en las cintas, Dallas, ciudad fronteriza (Dallas, dirigida por Stuart Heisler en 1950) y Solo el valiente (Only the valiant), dirigida por Gordon Douglas en 1951.

[49] La novia del gorila (Bride of the Gorilla), dirigida por Curt Siodmak en el año 1951.La seguirían otras cinco películas en la filmografía de la Payton (cuatro en 1953 y una en 1955), de las que suele reputarse la más estimable la última, que dirigiría Edgar G. Ulmer, titulada Murder is my beat (a la que en Méjico se le dio el título en español de El muerto desaparecido).

[50] Con sueldos entre 5.000 y 10.000 dólares semanales, a cargo de Warner Bros y William Cagney Productions, primero, y de la MGM después, se demostraba el potencial que los estudios le encontraban. Una valoración tan excesiva para sus reales méritos pudo estragar la conducta de la actriz y hacerle creer que, pese a sus excesos de comportamiento, ya lo tenía todo hecho para triunfar.

[51] Fue el celebrado con el oficial de aviación norteamericano, John Payton, cuyo apellido conservó Babs para toda su carrera profesional. El Señor Payton, que seguía vivo en 2003, habló de aquel matrimonio con el biógrafo O’Dowd, quien sacó de él la impresión de que era una persona agradable y normal, que tal vez habría ejercido una benéfica y dilatada influencia sobre Barbara, de no ser por las exigencias (disciplina, traslados, participación en la guerra de Corea), que le imponía su condición de capitán de aviación. Por el mal comportamiento de la actriz, en 1956 le fue retirada la guarda y custodia de su hijo, que pasó a ejercer el padre.

[52] Algunas alusiones peyorativas para Franchot Tone (que durante años hubiera sido casi impotente, hasta que Barbara Payton lo cambió radicalmente en ese punto, o que fuese también él un gran bebedor) están recogidas en el siguiente libro (parcialmente accesible por Internet): Tom Weaver y otos, Bride of the Gorilla, Bearmanor, Albany (Georgia), 2015.

[53] Con quien Barbara Payton estaba rodando Drums in the Deep South (Tambores de guerra), a las órdenes de William Cameron Menzies.

[54] En la medida en que fue el propio hijo de Tom Neal quien lo reveló al biógrafo de Barbara, O’Dowd, me atrevo a recoger a pie de página que el entorno del citado actor tenía a este por una auténtica sex machine, con lo que bien puede decirse que se había formado la pareja perfecta, en lo que a ese relevante aspecto de la vida sentimental se refiere.

[55] La propia Payton intentaría justificar su promiscuidad -según explicó a Tom Neal-, señalando que Tone era demasiado serio y que se lo pasaba mucho mejor con Neal.

[56]  Véase, para Tom Neal, el capítulo 1 y las notas 3 y 5. Franchot Tone era una pulgada más alto -medía unos 178 centímetros-, pero pesaba unas 25 libras menos -69 kilos, por 81 de Neal, quien era muy musculoso-. En cuanto a su edad, Neal tenía 37 años y Tone, 46. Por analogía, digamos que Barbara Payton (23 años entonces), en sus buenos tiempos, medía 163 centímetros y pesaba 52 kilos, con una clara tendencia a engordar (al fallecer, a sus 39 años, pesaba alrededor de 90 kilos).

[57] Tone retiró ante el fiscal su denuncia hacia el 10 de octubre de 1951, puesto que fue noticia en los diarios del día 12. Véase, por ejemplo, El Sol, periódico en español de Phoenix (Arizona), nº 422, p. 3.

[58] Robert Lenard Lippert (1909-1976), productor, financiador y distribuidor de películas y espectáculos de entretenimiento. Llegó a ser dueño de una cadena de 139 teatros por todos los EE.UU.

[59] The great Jesse James raid, dirigido en 1953 por Reginald Le Borg.

[60] Inicialmente, novela de James M. Cain (1934) y, más tarde (1946), famosa película, dirigida por Tay Garnett.

[61]  Entre 1949 y 1955, se coproduciría un total de 19 películas.

[62] Bad blonde y Four sided triangle, ambas de 1953.

[63] Se trata de la comedia Run for the hills (1953) y del film noir, más interesante, Murder is my beat (1955), ya aludido en la nota 49.

[64] En la vida real, Woodrow Wilson Woolwine Strode (1914-1994). Su año dorado fue 1960, cuando rodó Espartaco (Spartacus, dirigida por Stanley Kubrick) y, sobre todo, El sargento negro (Sergeant Rutledge, dirigida por John Ford).

[65] La referencia de Payton aludía a que, incluso en la pésima situación de salud y dinero en que se encontraba a la sazón (1963), tan solo aceptaría caridades de las personas de raza negra.

[66] A no ser como extra en la película Cuatro tíos de Texas (Four for Texas, dirigida por Robert Aldrich en 1963); naturalmente, sin alusión en los títulos de crédito.

[67] En 1958, tuvo un papelito no acreditado en la excelente película El último hurra (The last hurrah, dirigida por John Ford) y una aparición en un western de serie en televisión; en 1959 participó en un capítulo de la serie televisiva detectivesca de Mickey Spillane.

[68] Sus propios familiares (su sobrino, Walter Burr, y su hijo, Patrick T. Neal) lo reconocieron ante el citado biógrafo O’Dowd, si bien apuntan cierta mejoría, fruto de la edad y de inquietudes espirituales -estuvo vinculado con la Iglesia de la Cienciología, o Christian Science-. Valorando todos los datos conocidos, O’Dowd se inclina por afirmar que Neal padecía algún tipo de paranoia.

[69] Tenía a la sazón 25 años y era recepcionista del Palm Springs Racquet Club. Fueron a celebrar la boda a Las Vegas (Nevada). El nombre de la esposa lo he visto escrito, alternativamente, como Gale o Gail (cosa poco notable, dada la similar pronunciación inglesa).

[70] Los informes de la policía de Palm Springs, aportados a la causa criminal seguida por el presunto asesinato de Gail Bennett, consideran a esta como una chica de alterne, de vida airada y muy bebedora. Estos informes tan negativos pudieron impresionar al jurado a favor de Tom Neal.

[71]  Patrick T. Neal manifestó al biógrafo O’Dowd que su madrastra Gail se desentendía totalmente de él (entonces un niño de corta edad) y se dedicaba a sus amistades y a pasárselo lo mejor posible.

[72] El caso en sí y las actas judiciales están muy bien resumidos en un artículo de Internet, del que soy tributario en este segmento de mi ensayo: Arthur Lyons, Killer career. Actor Tom Neal, www.palmsipringslife.com, November 6, 2014.

[73]  En el número 2481 de Cardillo Road. Véase fotografía inserta en el texto de este ensayo.

[74] El forense dio como periodo probable de la muerte de Gail entre las dos y media de la tarde del 1 de abril y las dos y media de la mañana del día 2.

[75] Recordemos que el pie es una medida anglosajona de longitud, equivalente a 30 centímetros.

[76] Para comprender esto, me parece necesario conocer que, en el Derecho procesal norteamericano, las pruebas de descargo de todo tipo tienen que ser pagadas por el acusado quien, de otra manera, habría de conformarse con los medios de prueba aportados por el fiscal y los que este aceptase agregar a los suyos, a petición de la defensa. Ello coloca a los acusados estadounidenses pobres en una situación de notoria inferioridad respecto de los fiscales que, dicho sea de paso, no suelen ser en los juicios particularmente objetivos.

[77] Una tan grande mayoría de mujeres podía favorecer a un acusado todavía apuesto y famoso, pero también podría resultar negativa, al ser la víctima una mujer y, precisamente, esposa del acusado.

[78]  Episodio de la resurrección de la hija de Jairo. Véase: Mateo, 9, 18-26; Marcos, 5, 22-43; Lucas, 8, 41-56. La expresión aramea solo es recogida explícitamente por Marcos, 5, 41, que ofrece su traducción al griego: ¡niña, levántate!

[79] En el sentido de rutinario, precipitado… Es la expresión española peyorativa que encuentro más próxima a la que Tom Neal usó en inglés: a railroad job.

[80] Entre prisión preventiva y condena, Neal estuvo privado de libertad, del 2 de abril de 1965, hasta el 6 de diciembre de 1971.

[81] En concreto los Gene-Ray Appartments, en los alrededores de Studio City.

[82] Véase antes, nota 46: The big chat interview series, citado en ella.