sábado, 28 de septiembre de 2013

RESÚMENES DE HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN (SEXTA ENTREGA)


LECCIÓN 12.  LA AMPLIACIÓN DEL MUNDO CONOCIDO

 
 

    Esta lección trata de fenómenos históricos relacionados principalmente con los siglos XV y XVI o, por precisar más, entre mediados de un siglo y del otro. Por consiguiente, con ella entramos en la denominada Edad Moderna, cuyo inicio suele fijarse en alguna fecha más o menos precisa de la segunda mitad del siglo XV: 1453 –caída de Constantinopla en manos turcas- y 1492 –descubrimiento de América y, para los españoles, fin de la Reconquista- son las más empleadas.

 

 

1.      LOS GRANDES DESCUBRIMIENTOS GEOGRÁFICOS.

 

      Nos referimos, por supuesto, a los que realizaron portugueses y españoles, haciendo la perinavegación de África, llegando a la India e Insulindia y, finalmente, descubriendo América y navegando desde ella hasta el Extremo Oriente. Todo eso permitió tener por fin una idea exacta de las dimensiones de la Tierra y ubicar en ella los océanos y los continentes (salvo Australia). Finalmente, se comprobó la redondez y dimensiones de nuestro planeta, siendo la primera circunnavegación del globo la de la expedición Magallanes-Elcano (1519-1522).

 

 

     Sus causas.  Podemos encontrar, al menos, tres tipos: ideológicas, socio-económicas y científicas.

 

  • Ideológicas.  El hombre renacentista (véase lección 13), ambicioso y seguro de sí mismo, supera en buena parte las supersticiones y miedos anteriores y afronta empresas que habían parecido hasta entonces demasiado arriesgadas.
  • Socio-económicas. Como hemos indicado en la lección anterior, en el siglo XV se supera el marasmo económico y demográfico del siglo anterior y surge un movimiento pre-capitalista y una necesidad de tierras y de materias primas, que los intercambios internacionales y las nuevas colonias procurarán.
  • Científicas. Importantes descubrimientos náuticos (mejores barcos, nuevos instrumentos de navegación) permiten afrontar las navegaciones oceánicas en condiciones de seguridad y rapidez desconocidas hasta ese momento.

 

 

     Portugueses y españoles.

 

  • Los portugueses, tras costear toda el África atlántica y parte de la índica, se adentran en este último océano y llegan a la India y a Insulindia (actual Indonesia), en busca de oro y especias. Con el tiempo, construyen un imperio esencialmente comercial, constituido por pequeños establecimientos coloniales, salvo en el Brasil.
  • Los españoles, a través del Atlántico, llegan a América en busca de metales preciosos y de tierras donde establecerse y cultivar. El imperio español será esencialmente agrícola y minero, constituido sobre grandes territorios y con un importante trasvase de población.

 

 

       Los conflictos. 

 

     Los primeros conflictos surgen, como es natural, entre portugueses y españoles pero, con el arbitraje del papa Alejandro VI, firman el Tratado de Tordesillas (1494), que supondrá el reparto meridiano del mundo: América (salvo el futuro Brasil), para España; África y el Oriente (salvo Canarias y las futuras Filipinas), para Portugal.

 

      No será tan fácil la solución cuando otras potencias entren en liza, desconociendo absolutamente el valor de dicho Tratado. Francia, Inglaterra, Holanda (cuando se independice) discutirán económica y militarmente este reparto del mundo y, lentamente, irán minando tan drástica idea monopolística, estableciendo colonias en el Caribe y en la India, saqueando las flotas españolas, actuando mediante piratas, burlando el bloqueo a las mercancías extranjeras, etc.

 

 

       Las consecuencias.

 

  • Los grandes descubrimientos de esta época sentarán las bases para convertir a Europa en la dueña económica del mundo, al poner en manos europeas el destino de una gran parte de él y el comercio internacional con el resto.
  • Para España y Portugal, significarán la conversión en grandes potencias, aunque la falta de una verdadera transformación política y económica les hará un poco gigantes con pies de barro, tan pronto otros Estados les discutan esa supremacía.
  • Se producirá una mayor movilidad social, gracias a la posibilidad de alcanzar gloria y riqueza y, en especial, por permitir la emigración de la población con menos oportunidades o más ambición. En suma, significa el golpe de gracia al feudalismo, basado en la sujeción del hombre a una determinada tierra.
  • Por último, citaremos la ampliación de los conocimientos científicos y tecnológicos. En particular, y en la vida diaria, destaca la influencia de los nuevos productos alimenticios, textiles, etc., en tanto que los conocidos por los europeos se extenderán a otros continentes, frecuentemente con éxito extraordinario.

 

 

     2.  LA AMÉRICA PRECOLOMBINA.

 

     Lo que para los españoles y portugueses de la época supuso una conquista, para los indígenas americanos fue el final de un periodo de vida independiente y autónoma. Resulta, pues, oportuno ponerse un poco del lado contrario y preguntarse cómo era (a muy grandes rasgos) la América que descubrieron los europeos a finales del siglo XV.

 

 

     Generalidades.

 

  • La población americana era relativamente escasa y reciente. Se cree que los primeros humanos pasaron a América unos 20.000 años antes de nuestra era, en su mayoría procedentes de Asia, a través del estrecho de Bering. Tal vez algunos alcanzaron América por mar, procedentes de Oceanía.
  • Vivían en la prehistoria, no sólo en el sentido de que desconocían la escritura, sino en el de que su principal material para armas y herramientas era la piedra pulimentada. Su conocimiento de los metales se limitaba a la metalurgia de los que se encuentran en estado nativo (oro, cobre), que trataban con gran esmero y sentido artístico.
  • Carecemos de fuentes escritas sobre ellos, pero las arqueológicas son, a veces, grandes y espectaculares. Por otro lado, no se puede olvidar que, aunque en general despreocupados e ignorantes, algunos colonizadores y conquistadores dejaron fieles retratos de la vida, idioma y cultura de los pueblos indígenas con los que contactaron.

 

 

      Algunas grandes culturas.

 

     Los españoles encontraron en ciertas regiones de América culturas de una importancia y nivel sobresalientes, que habían logrado alcanzar una expansión política en grandes áreas. Las más significativas eran la azteca, la maya y la incaica.

 

  • La cultura azteca era de origen reciente, pues este pueblo había llegado al centro de Méjico aproximadamente un siglo antes que Cortés, pero había sabido asumir buena parte del legado de otras culturas mejicanas más antiguas. Dotados de un gran sentido de la disciplina y la organización, los aztecas destacaron especialmente por dos cualidades: su valor guerrero y su capacidad para crear y vivir en importantes ciudades (Tenochtitlán).
  • La cultura maya, en cambio, era antigua, pues –aunque intermitente- sus orígenes podían remontarse a unos mil años antes de la llegada de los españoles. Desarrollada en un ambiente selvático (Yucatán, Honduras, Guatemala), era políticamente más una civilización de polis, que un imperio. En sus últimas manifestaciones, la cultura maya alcanzó un grado de perfección asombroso en materias tales, como la arquitectura, la astronomía y las matemáticas.
  • La cultura inca era también joven al entrar en contacto con los españoles, pero se había beneficiado del alto grado de aculturación propio de la zona costera y de los valles de Colombia, Ecuador y Perú. Los incas constituyeron en poco tiempo un gran imperio de base teocrática (culto al Sol, representado en la tierra por el Inca, su soberano). Rico en obras públicas, a veces increíbles, era en cambio débil políticamente, al extenderse sobre un territorio muy extenso y accidentado por la cordillera de los Andes.

 

 

 

 

 

 


 
LECCIÓN 13.  LA EUROPA DEL RENACIMIENTO: CULTURA Y ARTE
 

 

     El Renacimiento es uno de los momentos culturales más espléndidos y definitorios de la civilización europea, pero no se produce simultáneamente en todos los países. Con carácter general, podemos vincularlo al siglo XVI; por tanto, en plena Edad Moderna, que será la etapa histórica que estudiemos monográficamente hasta la lección 17, inclusive.

 

     Por otra parte, el Renacimiento presenta múltiples facetas, no todas examinadas en esta lección, que sólo se dedica a lo que es su núcleo característico: la cultura general y el arte.

 

 

1.      CULTURA Y CIENCIA.

 

     El Humanismo.

 

     Desde el punto de vista cultural, el Renacimiento es sinónimo de Humanismo. Pero ¿qué se entiende por Humanismo en esta época? Dos respuestas complementarias pueden darse a esa pregunta:

 

  • Antropo-centrismo. Etimológica y filosóficamente, el humanismo supone interés preferente por todo lo que afecta al hombre (nada humano me es ajeno), considerando que, por el hecho de ser nosotros hombres y por la grandeza de la especie humana, el hombre es la medida de todas las cosas. De alguna manera, se desplaza a Dios (y la religión) del centro de la vida y de las preocupaciones, para colocar ahí al hombre y, por extensión, a la Naturaleza.
  • Interés especial por las humanidades. Dentro de las diversas ciencias que estudian al hombre, se pone el mayor interés en las llamadas humanidades, es decir, las que lo analizan desde un punto de vista socio-filosófico, no médico o corporal. Entendiendo que los mayores logros en aquel campo se habían producido en la Edad Antigua, se opera un reduccionismo (no siempre auténtico) y el estudio de las humanidades pasa a ser, en realidad, el de la civilización greco-latina.

 

 

     La difusión de la cultura renacentista.

 

     El Renacimiento humanista se extiende por toda Europa, gracias a dos vehículos de gran alcance y rapidez, que son la internacional humanista y la imprenta.

 

  • La internacional humanista. Desde Italia, el humanismo se extiende por toda Europa, utilizando el latín como lengua común, y las academias y universidades como foros de reunión. Los mejores humanistas, no sólo no encuentran obstáculos para cambiar de país, sino que se los disputan los mecenas y las universidades.
  • La imprenta. El descubrimiento de la imprenta hacia 1460 y sus avances y generalización inmediatos permiten la divulgación de las ideas y la cultura hasta términos entonces insospechados. Sólo la modernísima revolución informática puede darnos una noción de lo que significó la imprenta para generalizar, abaratar y agilizar la extensión de la cultura.

 

 

     La Nueva Ciencia.

 

     Si el Humanismo perfecciona y potencia enormemente el conocimiento del hombre como ser racional y creador de cultura, las ciencias experimentales tampoco se quedan atrás y, dando un gran salto (que culminará en el siglo XVII), ponen el centro de su tarea en la investigación, la razón y la experimentación. Ello producirá sustanciales avances en ciencias tales, como la medicina, la astronomía y la mecánica.

 

 

2.      LITERATURA Y BELLAS ARTES.

 

     Literatura.

 

     La literatura en lenguas nacionales alcanza su mayoría de edad y se cultivan géneros nuevos, como la epopeya, la sátira, la novela picaresca y la poesía amatoria, intensamente lírica. El buen conocimiento de la literatura clásica greco-latina proporcionará abundantes y excelentes modelos.

 

 

    Bellas artes.

 

    El arte renacentista rinde tributo (o, al menos, lo pretende) al clasicismo antiguo, al equilibrio formal y decorativo, y a la exaltación del hombre. Arrancando de Italia (que sirve de ejemplo y proporciona los arquetipos), se extiende, al menos, por toda la Europa occidental.

 

     En el estilo renacentista podemos diferenciar tres etapas:

 

  • Primera etapa. Coincide, en general, con la segunda mitad del siglo XV. En ella, las formas renacentistas, en toda su pureza y sencillez, se van imponiendo al estilo gótico, aunque en casi todos los países se llega a soluciones de compromiso (como puede ser el estilo isabelino en España).
  • Segunda etapa. Podemos vincularla a la primera mitad del siglo XVI. El arte renacentista se hace más intenso, apasionado y colorista, de la mano de genios más atormentados que equilibrados, como Miguel Ángel. En España, el renacimiento pleno es denominado estilo plateresco.
  • Tercera etapa. Comprende la segunda mitad del siglo XVI. Se imita a los grandes clásicos anteriores (Manierismo). La exageración de las formas y el refinamiento van llevando insensiblemente al arte barroco. El manierismo más peculiar de España es el denominado estilo herreriano.

 

 

 

 

 

 

LECCIÓN 14.  REFORMA Y CONTRARREFORMA

 

 

      El periodo que abarca esta lección es de aproximadamente unos cincuenta años, los centrales del siglo XVI. Naturalmente, sus consecuencias llegan hasta nuestros días, y las guerras de religión que desencadenó ensangrentaron todavía buena parte del siglo XVII (por ejemplo, la Guerra de los Treinta Años, 1618-1648). Pero nuestra referencia aquí será mucho más concreta en el tiempo, como hemos dejado dicho.

 

 

  1. CRISIS RELIGIOSA: CAUSAS Y MANIFESTACIONES.

 

      Es probable que la situación de la Iglesia católica a comienzos del siglo XVI no fuera ni mejor ni peor que en otros momentos históricos. No obstante, fue en esa época cuando hizo crisis en la Europa occidental y generó la ruptura protestante. ¿Cuáles fueron las causas de la misma y sus principales manifestaciones? Podemos destacar las siguientes:

 

  • Falta de pureza moral y de disciplina en muchos eclesiásticos. Seguramente, esta es la causa mayor o, al menos, la más ostentosamente alegada. Su eficacia se potencia por el hecho de que es una causa interna, que descomponía a la Iglesia desde dentro y le impedía presentar un frente defensivo unido y solvente. A la falta de pureza moral y de disciplina, podría añadirse la ignorancia, incluso a nivel filosófico y teológico, de numerosos clérigos.
  • Confusión en el Papado del señorío temporal y la jefatura religiosa. Los papas de esta época, seguramente escarmentados por el cisma de Avignon, pretenden blindarse frente a la intromisión de los reyes mediante un afianzamiento de los Estados pontificios, tratando de conseguir la supremacía sobre casi toda Italia. En sus aspiraciones políticas, llegan a aliarse con unos Estados y a enfrentarse militarmente a otros, con el lógico enfado de las potencias preteridas.
  • Tensiones entre Órdenes religiosas, y entre el alto y el bajo clero. Como decíamos antes, la Iglesia padece a la sazón una falta de unidad y disciplina. Pues bien, ello es muchas veces consecuencia de las disensiones entre las diversas Órdenes (agustinos, dominicos, franciscanos, etc.) y de las enormes diferencias de cultura, ambiente y capacidad económica entre los obispos y altos dignatarios eclesiásticos de una parte, y la clerecía de las zonas rurales y de los barrios pobres de las ciudades, de otra.
  • Colisión de la Iglesia con el Humanismo y la Nueva Ciencia. Por razones teológicas o de prestigio (disputas universitarias) la Iglesia va a chocar con las ideas mantenidas por muchos humanistas y científicos punteros. Estos no siempre cederán, se enfrentarán a la Iglesia y caerán en declaraciones de herejía que, ante los hombres cultos, desprestigian más a la institución eclesial que a los  supuestos herejes.

 

 

  1. LA REFORMA PROTESTANTE.

 

      No es posible presentar el Protestantismo como un todo unitario. Por eso, tras dedicar un apartado a las “manifestaciones generales” de la Reforma, trataremos en otro de sus “grandes corrientes”.

 

 

     Manifestaciones generales de la Reforma.

 

  • Rechazo de la jerarquía. Prácticamente todos los protestantes rechazan el Papado. Muchos de ellos no aceptan tampoco la jerarquía episcopal. Algunos (muy pocos, en la primera época) tampoco admiten la ordenación sacerdotal. En consecuencia, no sólo hacen casi imposible la unidad entre ellos, sino que potencian el papel de los señores laicos, como veremos poco más adelante.
  • Rechazo del culto a la Virgen y a los santos. Los excesos y supersticiones de estos cultos llevaron a la mayoría de los protestantes a prohibirlos, limitando el interés religioso a la Trinidad.
  • Mayor participación de los laicos en la vida y doctrina de la Iglesia. La desaparición, más o menos completa, de la unidad y jerarquía religiosas dieron a los miembros poderosos de las iglesias protestantes el control sobre ellas. Por otra parte, los laicos pasaron a tener el poder económico y de designación de los pastores en sus iglesias. Finalmente, el libre examen, precedido de la traducción de la Biblia a las lenguas nacionales, descartó la tradición y el argumento de autoridad en la interpretación de los textos sagrados por los fieles.
  • Limitación del poder político y económico de la Iglesia. Los protestantes entienden que las iglesias y sus pastores han de ser mantenidos con las aportaciones de los fieles, no mediante bienes inmuebles de propiedad eclesiástica. Como punto de partida, dichos bienes son incautados por los reyes y grandes nobles, que suelen venderlos a continuación. Así, la asunción del protestantismo se convirtió en un gran negocio económico y propició la aparición de un exclusivismo político-eclesial (cuius regio, eius et religio).
  • Divisiones internas.  El protestantismo pronto se fragmenta, no sólo por problemas dogmáticos propiciados por la novedad y el libre examen, sino también por la intervención de nobles y reyes, como hemos indicado en el epígrafe anterior. Así, en muchos casos, la supremacía papal o episcopal vino a ser sustituida por la intromisión, mucho menos justificada, de los señores temporales.

 

 

      Grandes corrientes protestantes.

 

  • Luteranismo. Derivado de la prístina y gran figura de Martín Lutero, esta corriente puede ser considerada como moderada o intermedia en los protestantes de la primera época. Su clave dogmática es la justificación por la fe y su afirmación más fecunda, el libre examen de la Biblia, que Lutero tradujo brillantemente al alemán.
  • Calvinismo. Iniciado en Juan Calvino, puede reputarse como la forma más violenta y extremista del protestantismo inicial. Debelador de la jerarquía, sostiene la predestinación como fundamento de la salvación. Su estricta moral, propone una vida austera y laboriosa.
  • Anglicanismo. Fue inicialmente, más un cisma antipapal, que una iglesia protestante. Constituye la forma menos original del protestantismo del siglo XVI y nunca ha dejado de ser una forma intermedia entre catolicismo y protestantismo, cuya unificación podría haberse logrado con cierta facilidad, de no ser por el rechazo del Papado, y su sustitución, como cabeza de la iglesia, por la Corona británica.
  • Su respectiva difusión. Dejando a un lado temporales extensiones no consolidadas, podemos decir que el Luteranismo se extendió por Alemania y Escandinavia; el Calvinismo, por Suiza, Holanda, Francia (posteriormente recuperada de manera total para el catolicismo) y Escocia; el anglicanismo se hizo fuerte, como es natural, en Inglaterra (y, por extensión ulterior, en sus colonias).

 

 

      3.  LA CONTRARREFORMA CATÓLICA.

 

     Tras unas décadas decisivas, que la Iglesia católica perdió entre la sorpresa y la dureza, se produjo un movimiento de afirmación y regeneración eclesiástica, que se conoce con el nombre de Contrarreforma, el cual, entre otras cosas, logró recuperar con ayuda política externa (España, el Imperio) parte del terreno perdido, sobre todo, en la Europa eslava.

 

      ¿Cuáles son las principales manifestaciones de esta Contrarreforma? Destaquemos las siguientes:

 

  • Afirmación del dogma. Se define, de manera rigurosa y en absoluto contemporizadora, en el Concilio de Trento (1545-1563), que también trata de superar las faltas de moral, disciplina y conocimientos del clero, que reconoce como en parte responsables del alejamiento protestante.
  • Afirmación papal. El Papa sale fortalecido en su autoridad canónica y ética, aunque, en lo sucesivo, tiene que actuar más cuidadosamente en materias de política y de moral. Surge una Orden religiosa (la más influyente de la Iglesia durante siglos) que tiene como característica propia la exacerbada obediencia a la voluntad del Papa: los jesuitas.
  • Afirmación cultural. La Iglesia trata de reconquistar el favor de los intelectuales y del pueblo llano, reafirmando su papel conocedor y difusor de la cultura. La Contrarreforma adquiere una notable importancia en el siglo siguiente, el XVII, cuando el arte y cultura barrocos tengan un notabilísimo ingrediente religioso. De ello trataremos en la lección 16.
  • Afirmación militar. Apoyada en España, el Imperio y, posteriormente, Francia, la Iglesia tratará de recuperar por la fuerza su primacía en los territorios protestantes. Lo conseguirá sólo en parte y ese relativo fracaso consumará la división religiosa de la Europa central y occidental.

 

 

 

 

 

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