lunes, 6 de septiembre de 2010

Presentación del apartado Crónica Sentimental de la Guerra Civil

   Este apartado consta de una serie de relatos, a modo de cuentos dotados de cierta unidad. Su hilo conductor es la Guerra Civil española. Su carácter distintivo (y de ahí el título) es el de pretender reflejar ante todo los sentimientos, buenos y malos, que la contienda despertó en la gente corriente, que se vio sumida en el vórtice bélico. Su objetivo, rendir recuerdo y tributo a las víctimas de la contienda y a quienes trataron de hacerles su sufrimiento menor o más llevadero. Algunos de sus primeros lectores han visto reflejadas en estas páginas sensibilidad, piedad y fantasía, no para edulcorar u ocultar, sino para ahondar más y mejor en los personajes y en las reacciones que estos puedan despertar en quienes los conozcan.
   Salvo en uno de los cuentos, no es este un libro de anécdotas o biografías reales. Vale decir, aspira a ser literatura, no historia. Con todo, se aproxima muchas veces a lo que efectivamente sucedió, tal y como me lo contaron o yo he llegado a saber. Por eso, no tengo empacho en situar algunos de los cuentos en lugares y tiempos concretos. Valladolid y Oviedo han sido mis referentes espaciales, porque son mis ciudades de la Guerra. Del mismo modo, la mía y otras familias conocidas pueden sentirse con razón aludidas en el curso de los relatos; espero que de manera respetuosa y un poco velada, capaz de despertar menos dolor y más ternura.
   La sucesión de los relatos responde a criterios de mero orden alfabético, por lo cual pueden ser leídos sin problema, conforme al criterio que quiera establecer el lector. Con el fin de orientarlo, cada cuento va encabezado por breves introducciones, a través de la cuales podrá constatarse que la serie abarca los más variados asuntos relacionados con la experiencia bélica y de la posguerra. Algunos de ellos ya han tenido acogida en la página vallisoletana de la Asociación para la Memoria Histórica, gracias a la gentileza de mi amiga Orosia Castán.
   No me atrevo a desear a mis lectores que disfruten con los relatos, dado el terrible cariz de sus temas, pero sí que compartan las sensaciones éticas y estéticas que los han inspirado. En cuanto a la moraleja (indispensable en todo cuento que se precie), que cada cual saque la que quiera: se trata de narraciones para adultos, y estos necesitan verdad y libertad, no mensajes interesados, como aquellos con los que, incluso en nuestros días, nos inoculan politicastros y seudo-historiadores, en lo que constituye el último de los bombardeos de la Guerra Civil; el último pero, desde luego, no el más inocuo ni el menos deshonesto.

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