Entre la gloria y el infierno: El
caso del actor Tom Neal
Por Federico Bello Landrove
Detrás del
protagonista masculino del famoso film negro Detour (1945), se esconde
un destino dramático -si no trágico-, que llegó a contagiar a algunos de
quienes más se relacionaron con él. Este ensayo es una buena parte de esa
historia, que suele resumirse (yo no lo haría) en la frase con que nuestro
actor, Tom Neal, compendia dicha película: “El destino, o alguna fuerza
misteriosa, puede señalarte a ti o a mí, sin razón alguna”.
Fotograma de Tom Neal en la película Detour
(1945)
1.
Un chico duro… y afortunado
No parece que un
muchacho norteamericano nacido en 1914 (por tanto, libre de luchar en la Gran
Guerra), blanco, hijo de un banquero de Chicago, con una familia normal
y bien situada, tenga motivos para quejarse del ambiente social en que le haya
tocado convertirse en una persona adulta. Añadamos a ello un rostro agradable,
un cuerpo sano y desarrollado por la práctica deportiva, y un carácter abierto
y cordial, muy del gusto del sexo opuesto, así como una mente despierta,
accesible a una rigurosa formación universitaria, iniciada en la Northwestern
University, prestigiosa institución privada con sede en Evanston
(Illinois), y proseguida, nada menos, en la Universidad de Harvard, durante un
periodo -como mínimo- de tres años; un tiempo que, al parecer, el graduando
aplicó con mayor aprovechamiento al teatro académico y al boxeo aficionado, que
no a unos estudios heteróclitos -primero, matemáticas; luego, leyes-, que
finalmente abandonó sin licenciarse, según todos los indicios[1].
Este dato, como el cambio de facultad y de centro docente, parecen ponernos ya
sobre la pista de ciertos defectos, que el aludido joven evidenciaría a
lo largo de su vida: poca constancia; descontrol de los impulsos; egocentrismo;
celotipia; afición desmedida por el alcohol y las orgías. Un cóctel poco
favorable, al que una de las actrices que mejor lo conoció[2]
calificó -o, tal vez, añadió un nuevo defecto- de temperamento infantil.
Pero presentemos
ya, con sus señas de identidad, a este chico que, hacia sus 21 años de edad, va
a alejarse definitivamente del ambiente universitario y a embarcarse en el tan
diverso y arriesgado mundo teatral de Broadway. Se llama Thomas Carroll Neal,
Jr.; nacido en Chicago el 28 de enero de 1914; es el menor de tres hermanos,
siendo mujeres las dos mayores; mide cinco pies y diez pulgadas de estatura y
pesa, en sus mejores momentos, unas 180 libras[3],
según dice él, de puro músculo. Y, si seguimos sonsacándole, es probable que
nos explique su vocación teatral en términos orgullosos:
-
Ya
destaqué sobre las tablas en la universidad y es que de casta le viene al
galgo. Soy sobrino nieto, por parte de madre, del gran actor clásico, John
Drew, como saben, emparentado con la familia real de los Barrymore[4].
¡Lástima que mi pariente ya hubiera muerto cuando tomé el camino de Nueva York!
-
No
nos vengas con presunciones, amigo Tom -podríamos objetarle-. Si en algo
sobresaliste en tu periodo universitario, fue en boxeo[5];
y no irás a decirnos que eras primo de Jack Dempsey[6]…
Lo cierto es que
su predestinación al teatro no se cumplió en la realidad. Tras dos o tres
temporadas sin especial relevancia, Neal cambió los escenarios por los sets cinematográficos,
trasladándose a Hollywood, para firmar allí un mediocre contrato con la Metro-Goldwin-Mayer
(MGM), que lo fue derivando hacia papeles sin relieve en seriales y en las
películas llamadas de la serie B[7],
periodo que cubrió en su biografía los años 1939-1942, hasta que, cansados uno
de otro, actor y estudios, cancelaron el convenio. A partir de entonces, Tom
Neal pasó a configurarse como un verdadero intérprete B, contratándose
con pequeños estudios o productoras para cintas concretas. Fue, tal vez, la
mejor etapa de su vida profesional, que curiosamente vino a coincidir con la
intervención norteamericana en la Segunda Guerra Mundial (diciembre de 1941-agosto
de 1945), contienda en la que -ignoro por qué- no se alistó ni fue reclutado,
participando en esos cuatro años en un total de veinte películas, lo que
demuestra su ausencia de la vida militar[8].
En las postrimerías de este periodo más venturoso, Neal protagonizaría su film
más conocido, titulado Detour, del que trataré con cierto detalle en
el capítulo siguiente de este ensayo.
Los años 1946-1951
suponen ya, en la vida artística de Tom Neal, una evidente decadencia,
significada, entre otras cosas, por su adscripción sistemática a westerns de
muy escaso interés, o policiacos de escasa inspiración. Con todo, no le faltó
el trabajo, de lo que hace prueba el haber protagonizado, o tenido papeles
importantes, en un total de 28 películas en dicho sexenio[9].
Su carrera quedaría bruscamente cortada en 1951, a los treinta y siete años de
edad, por el violento incidente que relataré en el capítulo 3, y que se dice
que supuso su paso a las listas negras de Hollywood, que alcanzó,
incluso, a las modestas productoras para las que venía trabajando el actor.
Pose de Tom Neal como boxeador
Durante toda su
vida activa en Hollywood, Tom Neal se ganó, en las pantallas y en la
vida real, calificativos como los de duro y macho[10]
-de dudoso sentido valorativo-, así como otros indudablemente peyorativos:
vano, egoísta, fácilmente excitable y celoso en extremo. Eran defectos especialmente
cultivados durante sus años de vino y rosas en la MGM, cuando se
codeaba con astros tan rutilantes y extremosos, como Mickey Rooney y Errol
Flynn, o con mujeres tan atractivas y casquivanas, como Joan Crawford, Ava
Gardner, Lana Turner o Lorraine Cugat[11].
Está claro, pues, que Tom Neal fue -o
pudo ser- durante muchos años un hombre afortunado. Por tanto, en rigurosos
términos de responsabilidad moral, puede afirmarse que, de lo poco venturoso
que le pasó después, podría decírsele lo que el Casio de Shakespeare: La
culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos…
Pero, antes de
pasar a los malos momentos, detengámonos en el instante de gloria
cinematográfica que le corresponde a nuestro personaje, por más que es posible
que falleciera sin haber tenido constancia de ello, como tantos otros artistas
antes que él y, desde luego, mejores que él.
2.
La gloria pasa de puntillas: Detour[12]
Enlazando con la
rúbrica de este capítulo, bien podría decirse que, en lo que respecta a Tom
Neal, la gloria pudo no haber pasado a su lado en absoluto. En efecto, el protagonista
masculino de Detour iba a ser el conocido miembro de los Dead End
Kids, Billy Halop[13],
en su primera aparición en la pantalla después de su militarización durante la
Segunda Guerra Mundial[14].
Razones no bien conocidas -podrían ser retraso en el licenciamiento, o problemas
personales, muy abundantes en el Halop de sus años jóvenes-, dieron lugar a que
la productora de cine B, Producers Releasing Corporation (PRC), buscase
a última hora un actor de relevo. Seguramente, la protagonista femenina, Ann
Savage[15],
que ya había trabajado con Tom Neal, influiría en que fuese este el elegido. El
caso es que -siempre según la leyenda tejida en torno a Detour-,
Neal fue contratado tres días antes de empezar el rodaje, el 14 de junio de
1945. En retrospectiva, no puede decirse que fuese una mala opción, aunque algunos
críticos juzgaron su actuación como uno de los puntos más bajos[16]
de una película, por lo demás, de calidades sorprendentes.
Tal vez, ese sorprendente
acierto de la película resulte más explicado, si se tiene en cuenta quién la
dirigió, y si se la despoja de aquella parte cutre de su mitología, que su
director insistió en exagerar, sin duda para hacer aún más llamativo el que,
con tan pocos medios, hubiese rodado una cinta muy relevante históricamente y,
casi casi, una pequeña gran película.
El director fue
Edgar Georg Ulmer[17],
uno de tantos cineastas centroeuropeos que, hacia 1925[18],
sintieron la llamada de Hollywood que, potenciada poco después por la barbarie
nazi, ya no pudieron desoír en muchos años; tanto más si, como era el caso de
Ulmer, tenían ascendencia judía. Ello puede explicar que Ulmer no abandonase
jamás el cine norteamericano, pese a verse constreñido[19]
a dirigir películas de la serie B a todo lo largo de su carrera de
treinta años en la dirección de films[20],
siendo así que él se juzgaba con formación[21]
y cualidades suficientes para dirigir producciones de mucha más ambición y
presupuesto. He ahí algunas razones para que, cuando fue finalmente reconocido
como director de una película excelente, se sintiese impulsado a exagerar las
limitaciones que había tenido que superar para rodarla. Destaquemos dos
falsedades y una grave reserva mental en que incurrió el Señor Ulmer al hablar
de Detour muchos años después de su estreno; una serie de falacias que
se han constatado con pruebas objetivas y que -seguramente de no haber
adquirido esa película tan gran fama- no habrían salido a la luz.
-
Se
adujo que el coste de producción había sido de 20.000 dólares[22],
siendo así que estuvo muy próximo, arriba o abajo, a los 100.000. Seguía siendo
un presupuesto pequeño, pero importante para una película de serie B de
la época.
-
Ulmer
sostuvo que la había rodado en seis días. Lo cierto es que invirtió entre tres
y cuatro semanas en ello, si bien suele darse por sentado que los días de
cámara fueron exactamente catorce, desarrollados entre el 14 y el 29 de
junio de 1945 (habría que descontar los domingos).
-
Pero,
sobre todo, importa destacar el esfuerzo adicional llevado a cabo en la posproducción,
en el que la PRC no escatimó gastos, seguramente estimulada por la buena
pinta que tenía la película. Así, se sufragaron cuatro días de rodaje
adicional de localizaciones en el desierto californiano; se añadieron temas
musicales y se mejoró la banda sonora; se hizo amplia propaganda, con hasta
seis programas de mano anunciadores de la película, todos en color; volvió
a incorporarse a los temas de las juke boxes la canción clave de la
película[23],
cantada por Bing Crosby; finalmente, aunque Detour fue estrenada el 15
de noviembre de 1945 en un lugar algo infrecuente para ello, como era Boston, al
producirse la première en Los Ángeles, se hizo con todos los honores de
una cinta de la serie A[24].
Todo ese esfuerzo,
pasado por alto en las ulteriores declaraciones de Ulmer, tuvo su premio. Detour
alcanzó una excelente recaudación en taquilla, de alrededor de un millón cien mil dólares: Un buen pellizco para la productora PRC, aunque
hubiese invertido en ella, no veinte mil dólares, sino unos cien mil.
***
No es mi propósito
hacer una revisión cinematográfica o técnica de esta película, para lo que ya
se cuenta con opiniones mucho más versadas que la mía[25],
pero sí quiero exponer algunas de las razones por las que Detour ha sido
finalmente valorada como una de las más notables películas del cine negro,
cuando menos, entre las de la serie B. Los críticos han aludido, entre
otras, a las siguientes:
-
Una
técnica fotográfica y narrativa depurada que, marcando patrones aún no muy
elaborados en el cine negro del año 1945, se inspiran en el
expresionismo alemán de los años veinte (que, en este caso, sirve también para
encubrir la pobreza de los decorados) y en el empleo sistemático de la voz
en off (aquí, del protagonista masculino) que, en opinión de algunos
críticos, con su tono fatalista y auto justificativo, encubre a los espectadores
lo que, en la realidad, tal vez no haya sido mala suerte, sino un auténtico
ánimo homicida del narrador[26].
-
Si
admitimos que el narrador nos esté diciendo la verdad y que esta coincida con
lo que se ve en la pantalla -cosa no siempre verosímil-, resaltará el enorme
papel que juega en este relato el fátum, o mala suerte, del protagonista.
No es algo nuevo, ni mucho menos, en este tipo de cine, pero pocas veces se ha
llevado hasta tales extremos, de lo que puede ser prueba palpable la forma en
que el personaje principal masculino acaba con la chica, que se halla en
otra habitación y con la puerta cerrada, sin que aquel tuviera que emplear arma
ninguna. La voz en off recapitula las desgracias del protagonista, con
una frase amenazadora, que se ha hecho famosa con el tiempo: El destino o
alguna fuerza misteriosa puede señalar con el dedo, a usted o a mí, sin ninguna
razón especial[27].
-
El
enorme nivel de manipulación y de aviesas intenciones que atesora el personaje femenino
de la mujer mala o mujer fatal, también habitual del cine negro,
pero llevado en este caso a un punto de gran interés. No se trata, tan solo, de
que Vera -el film omite su apellido- sea una de las más grandes villanas
del cine americano[28].
Se trata -como adujo la actriz que la encarnó, Ann Savage- de que Detour
cambió los roles de los sexos, tan misóginos en el cine negro, dando a la
mujer, de manera plenamente abierta y directa, la manija de la acción;
y, al mismo tiempo, elevó el poder y la dignidad de sus diálogos al nivel, por
lo menos, de los de su compañero masculino[29].
-
Me
referiré, por último, a la forma magistral con que se conjugan en Detour la
potencia y la brevedad de la narración. Eso no es nada infrecuente en el cine
negro -incluso el de serie B-, llamado a acortar el tiempo de las
películas hasta poco más de una hora[30].
Más difícil es alcanzar la claridad y el tempo correcto cuando se ha
de ser tan escueto. En este caso, el acierto no fue solo cosa de la maestría en
la dirección y el montaje, sino también en el guion, al haber sabido despojarle
de acciones colaterales, que podían ser interesantes para la novela, pero no en
la película, como bien dejaría de manifiesto el remake de Detour,
al que aludiremos en el último apartado de este capítulo.
Uno de los carteles/programas
publicitarios de Detour (1945)
***
Ha llegado a
afirmarse que, de las tres figuras más representativas de Detour, dos de
ellas -el director, Ulmer, y el protagonista masculino, Neal- no llegaron a
disfrutar de la fama de la película que podría haberlos llevado al olimpo
cinematográfico. ¿Razón? Ambos fallecieron en 1972, años antes de que dicho film
alcanzase la celebridad. Solo la protagonista femenina, Ann Savage, vivió
lo bastante -falleció en 2008- como para tener conocimiento del final feliz de
la cinta y pasear por festivales y homenajes su persona y sus recuerdos. Pero
esta afirmación no es del todo exacta, sobre todo, para el caso de que los
responsables de Detour estuvieran al tanto de la crítica europea y, en
especial, de las opiniones del movimiento francés de la Nouvelle Vague
que, como se sabe, sucedió al Neorrealismo italiano en la primacía cinematográfica,
allá por 1960. Opiniones muy favorables de algunos de sus principales integrantes
-en ocasiones, vertidas a partir de la década de 1950 en la revista Cahiers
du Cinéma- reflejaron una adhesión, que tendría un eco más conocido en momentos
posteriores, aunque referida globalmente al cine de Ulmer: François Truffaut lo
homenajearía en 1975, aunque a propósito de otra de sus películas[31],
y Jean Luc Godard le dedicaría una cinta suya de 1985[32].
Tal vez esa atención foránea excitara la curiosidad de cinéfilos
estadounidenses de la categoría del también director, Peter Bogdanovich, que
dejaría constancia impresa de ella en una extensa entrevista con Ulmer, que
tuvo lugar en 1970[33].
De manera más
definitiva e inapelable, Detour alcanzó en 1992 la máxima consideración
norteamericana de una película, al incorporarla a la Biblioteca del Congreso,
tras ser seleccionada por el United States National Film Registry, por
entenderla significativa, cultural, histórica o estéticamente. En 2018,
el Archivo de la Academia del Cine de los EE.UU. restauró en proceso 4K la
cinta original de Detour que, al haber pasado muchos años atrás al
dominio público, venía siendo versionada en diversos formatos, con más voluntad
que acierto. Y la muy prestigiosa empresa privada, The Criterion Collection[34],
en 2019 lanzó al mercado las versiones de Detour en DVD y Blue-Ray,
con un resultado que lógicamente irá retirando del mercado otras ediciones
anteriores, mucho menos cuidadas, pero muy económicas y beneméritas[35].
De todas formas,
podemos estar seguros de que el homenaje póstumo que Tom Neal hubiera preferido
habría sido el del remake de su película Detour, que se rodó en
1990 y se proyectó con el mismo título[36].
Y es que, con independencia de su discutible calidad, tiene el notable interés
de haber sido la sola cinta protagonizada por el hijo único -que se sepa- de
Tom Neal, llamado Patrick Thomas Neal[37],
aunque en los títulos de crédito se tuviera el dudoso gusto de presentarlo como
Tom Neal, Jr. El gran parecido -natural y aumentado por la indumentaria
y el maquillaje- entre el primero y el segundo de los Tom Neal fílmicos
constituye una experiencia que justifica, por sí sola, el visionado de esta
versión de Detour, como también el haber omitido el forzado -aunque
brevísimo y elegante- final que impuso a la primera el respeto por la censura
del Código Hays[38].
Otras diferencias -inspiradas en la novela original- apenas añaden nada
interesante a la versión de 1945[39],
o resultan directamente negativas para la marcha ágil y sin tropiezos de la
película[40].
3.
Tom Neal en el purgatorio, o sea, en la lista negra
En este capítulo
del ensayo, vamos a tomar nuevamente contacto con Tom Neal y, por vez primera,
con sus compañeros de profesión, Franchot Tone y Barbara Payton, así como con
ese mundo -frecuentemente sórdido y semi oculto- de las listas negras de
Hollywood, a veces hibridadas o confundidas con el así denominado veneno
para la taquilla. Pretendo hacer avanzar el relato, tras rozar la gloria,
hasta sepultar a Neal en el infierno, pasando en este capítulo 3 por el
purgatorio. Pero antes de narrar los acontecimientos y sus consecuencias, me
parece oportuno situar a Neal a la altura de 1951, y presentar a los otros dos
protagonistas de los hechos.
En ese año Tom
Neal ha cumplido sus treinta y siete y continúa con su poco lucida carrera de
actor de películas de serie B -principalmente, westerns-, que,
tras cuatro años poco empleado[41],
ha despegado cuantitativamente, con ocho cintas en 1950 y otras tantas en 1951.
En paralelo, ha empezado a participar en episodios de la naciente televisión
norteamericana -cuatro rodajes en dicho bienio-. Familiarmente, se ha
divorciado en mayo de 1949 de su primera esposa, Vicky Lane[42],
quien solicitó la ruptura alegando crueldad mental y física por
parte del marido. En conjunto, pues, nada nuevo bajo el sol que alumbra la
peripecia vital de Neal ni, desde luego, ningún progreso, ningún brillo,
derivados de su participación puntera en Detour.
Pose de Barbara Payton, hacia 1950
Tarea punto menos
que imposible es presentar en unas líneas al actor Franchot Tone, una estrella
del firmamento de Hollywood que, hacia 1951, a sus cuarenta y seis años, vivía el
ocaso de su carrera o, como si dijésemos, de rentas[43].
Serio, distante, culto y con gran carisma en la pantalla, Tone era muy valorado
por sus presuntas cualidades éticas y sociales, definidas en la prensa
especializada como propias de una persona sofisticada, un caballero -gentleman-
y un hombre suave -en su sentido inglés[44]-.
En 1948 se había divorciado de su segunda mujer, la modelo y actriz Jean
Wallace, con la que había estado casado durante siete años y tenido dos hijos.
En ese 1951, solo se había puesto ante las cámaras para un papel secundario de
apoyo en una comedia musical dirigida por Frank Capra[45].
Y nos queda por
presentar a la fémina del trío, la explosiva y muy desafortunada Barbara Payton[46],
que durante ese aciago 1951 estuvo yendo y viniendo entre Tone y Neal
para, a la postre, no quedarse con ninguno de los dos. Pero vayamos con una
presentación casi telegráfica de esta bellísima -esto, poco discutible- actriz
-lo que es objeto de mayores discusiones-. A sus veintitrés años de edad, 1951
tendría que haber sido el año de su consagración como estrella, tras el
prometedor comienzo de los dos años anteriores, pero, lejos de ello, la que en
su día fue comparada con la primeriza Marilyn Monroe[47],
inició la breve senda de los papeles de mujer florero[48]
que, con la ayuda de las listas negras, la sepultarían en las series
B, con roles tan significativos como el de la novia del gorila[49],
y muy pronto, en la conclusión de su carrera y en la prostitución de mayor o
menor categoría, hasta morir a los 39 años, alcoholizada y totalmente deshecha.
Pero todavía en 1951, Babs Payton sigue siendo una espléndida promesa
cinematográfica[50].
Familiarmente, arrastra el pasado de un matrimonio anulado por menor edad -15
años- sin consentimiento paterno y otro, mucho más prometedor[51],
celebrado en 1945 y disuelto por divorcio en 1950, del que tiene un niño de
tres años.
Baste lo escrito,
como presentación de los personajes y pasemos ahora, también brevemente, a
tratar de los hechos y de sus consecuencias.
***
Comencemos por
señalar que Tone, Neal y Payton no se conocían personalmente antes de los
hechos que ahora relataré. Cuando menos, no habían trabajado juntos en ninguna
película; y recordemos, además, que la Payton era una desconocida en los
ambientes serios de Hollywood hasta avanzado el año 1949. En cualquier
caso, lo cierto que es Franchot Tone y Barbara Payton coincidieron por
primera vez en Ciro’s Nightclub de Hollywood Oeste en el otoño de 1950 y
pronto se enamoraron, o algo así, siendo de suponer los motivos de ambos, hasta
el punto de que no considero oportuno exponerlos explícitamente[52].
Sí es conocido que Franchot hizo dispendio de flores, champán y joyas para
homenajear a su novia quien, buena cocinera desde su adolescencia, le
correspondía con la preparación de excelentes platos. Con todo, la maliciosa y
muy bien informada revista Confidential de Los Ángeles reportó un
desagradable incidente acaecido en la casa de Babs, al espiar Franchot
la conducta de esta y hallarla en la cama con el actor, entonces casado, Guy
Madison[53],
resolviéndose la consiguiente trifulca meramente con insultos y gritos.
Pese a ello,
prosiguió la relación entre Tone y Payton, tomando ya la deriva del compromiso
matrimonial. Así las cosas, en julio de 1951, Franchot hubo de viajar a Nueva
York, circunstancia en la que Barbara asistió a una de esas fiestas de piscina,
llamadas pool parties. Fue allí donde se encontró -y, al parecer,
conoció por vez primera- a nuestro viejo amigo, Tom Neal, con quien Babs
intimó rápidamente, con gran satisfacción mutua[54].
Por supuesto que no tendría tanta el Señor Tone, al regresar de la Costa Este para casarse con Barbara, siendo la fecha prevista el 15 de septiembre de 1951. Babs,
confusa sobre el camino a seguir y, probablemente, a espaldas de ambos
pretendientes, mantuvo simultáneamente relaciones con ambos[55],
haciendo concebir a Neal esperanzas de que rompería su compromiso con Tone.
Lejos de ello, Barbara y Franchot pasaron juntos la tarde del 13 de septiembre
-dos días antes de su boda-, solazándose en un motel y, al parecer, bebiendo copiosamente.
Cuando regresaban
a casa de Barbara, ya en la madrugada del día 14, se encontraron con que los
estaba esperando Tom Neal, quizá con el propósito de revelárselo todo a
Franchot y, tal vez así, impulsarle a abandonar a Barbara. Lejos de ello, Gentleman
Tone salió en defensa del honor de su novia y, al parecer, propinó un
puñetazo en el rostro a Neal que, en todo caso, no dejó huella ninguna en su
cara. De hecho, el único rastro de la pelea que se halló en el cuerpo de Neal
fueron las producidas en los nudillos de sus manos, lógicamente causadas por
golpear con dureza a su oponente sin llevar protección ninguna.
En realidad, la
pelea entre Tom y Franchot se redujo a que este recibiese de aquel una tremenda
paliza, en una situación de inconsciencia y derribado en el suelo. El propio ex
boxeador aficionado lo reconoció: Había perdido los estribos al recibir un
puñetazo en la cara; había noqueado a Franchot de un fortísimo derechazo que lo
había lanzado hacia atrás unos tres metros y, luego, se arrojó sobre él como
un gato y lo golpeó un número indeterminado de veces. Por su parte, Barbara
se mantuvo en todo momento apartada de los contendientes, como una mera
espectadora, y no hizo más declaración interesante que la de no haber visto que
fuese Tone quien pegase primero; De hecho -afirmó- Franchot no es hombre que
empiece una pelea.
La trifulca -de la
que informaron ampliamente los medios- tuvo tales consecuencias lesivas, que
fue conceptuada en su momento como una de las más violentas producidas en el
ambiente de Hollywood, sobre todo, por la enorme superioridad de uno de los
contendientes. En efecto, evacuado inconsciente a un hospital, Franchot tardó
unas dieciocho horas en recobrarse del K.O., permaneciendo en
situación calificada de semi comatosa, durante cuyo tiempo el paciente
fue operado de fracturas de maxilar inferior y de huesos propios de la nariz
-otros, pocos, dicen que la fractura fue en un pómulo-. La cirugía persiguió,
no solo reducir las fracturas, sino actuar estéticamente, para que el actor
sufriese el menor afeamiento posible. Habiendo recobrado plenamente la
conciencia, Tone hubo de permanecer casi dos semanas ingresado, tiempo durante
el cual fue repetidamente visitado por Barbara y pudo conocer las declaraciones
de Tom, en las que se manifestaba arrepentido de su exceso de violencia y le
deseaba una pronta y completa recuperación. Curiosamente, el alta hospitalaria
fue seguida del viaje de la pareja Franchot-Babs hasta el pueblo natal
de ella (Cloquet, en Minnesota), donde por fin contrajeron matrimonio, el 28 de
septiembre de 1951. Entre aquella barahúnda de golpes y de escándalo periodístico,
la decisión matrimonial del novio, de no considerarla una estupidez, habría que
valorarla como un gesto caballeresco a más no poder.
Dicho rasgo no
fue correspondido por la novia -ya esposa-, que regresó inmediatamente a sus
relaciones sexuales con Tom Neal, pese a las advertencias del ya su marido que,
harto de la situación, promovió la separación al cabo de dos meses escasos de
la boda. El divorcio, bajo especie aceptada de infidelidad de la esposa,
se consumó en mayo de 1952. Los medios informativos y el público en general alabaron
la decisión final de Tone, de cuyo lado se pusieron decididamente a todo lo
largo de estos incidentes, censurando la brutalidad de Neal, experto en
pugilismo y mucho más fuerte que su antagonista[56],
y la vergonzosa promiscuidad de Payton, tanto antes como después de su
matrimonio, tan generosamente mantenido por Tone, pese a tan contrarias
incidencias.
Antes de pasar al
tema de los efectos de todos estos sucesos en las carreras cinematográficas de
Neal y Payton, nos queda por tratar de una consecuencia más legal e inmediata
de la pelea, a saber, su enjuiciamiento judicial. Como es lógico, la fiscalía
de Los Angeles abrió causa contra Tom Neal pero, días más tarde y conforme al
Derecho penal californiano -por lo demás, dominante en todos los Estados
Unidos-, Franchot Tone solicitó que no se siguiera procedimiento criminal,
siendo el proceso inmediatamente cerrado[57].
Fue otro gesto de benevolencia del lesionado, que contaría a su favor en la
estimación pública de él y en la negativa de su agresor.
Franchot Tone y Barbara Payton, hacia
1951
***
¿Qué consecuencias
profesionales tuvieron para Tom Neal y Barbara Payton los hechos narrados en
este capítulo 3? Es casi un lugar común el afirmar que produjeron la
incorporación de ambos en las listas negras de los estudios de Hollywood,
acabando en la práctica con sus carreras artísticas. La verdad es que resulta
un poco fuerte atreverse a citar tan a la ligera las listas negras en
un momento, como el año 1951, en que estaba en pleno y doloroso furor la acción
del Comité de Actividades Antinorteamericanas del Senado de los Estados
Unidos, bajo la presidencia del siniestro senador Joseph Raymond MacCarthy, y
la servil cooperación del FBI, dirigido por John Edgar Hoover. Pero es que,
además, ni hubo una decisión en tal sentido de los estudios cinematográficos en
ese momento, ni habría sido muy eficaz, tratándose de actores de films de
la serie B, controlados en su mayor parte por productores y
distribuidores independientes. Con todo, aportemos algunos datos de hecho, en
apoyo de nuestras consideraciones. Comenzaremos por aludir a la decisiva
intervención del llamado Rey de las Bs, es decir, del productor más
famoso e influyente del momento en ese tipo de películas, el famoso Robert L.
Lippert[58],
que en 1952 tomó bajo su tutela y precontrato a la pareja Neal-Payton, con la
razonable esperanza de hacer dinero con un dúo tan conocido y escandaloso. No
resultó factible con Tom, más allá de un western coprotagonizado por Babs[59]
y del apoyo económico a una gira teatral de ambos con la conocida obra, El
cartero siempre llama dos veces[60],
que fracasó muy pronto, ante los excesos de Barbara con la bebida y las drogas
y, en menor medida, de Tom. Pero, en realidad, el objetivo de Lippert era el de
trasladar a Neal y Payton a Gran Bretaña, donde el citado productor había
llegado a un acuerdo con Hammer Films para coproducir y distribuir cintas
para dicho país y los EE.UU.[61],
y en que la mala prensa de los dos actores era no muy conocida.
En Inglaterra, fue
solo Barbara Payton quien se puso delante de las cámaras, en dos películas
estimables para lo en ella habitual[62],
pero la ulterior llegada a la isla de Neal desembocó en nuevas orgías de
alcohol y sexo, que obligaron a la Hammer a devolverlos a Norteamérica,
tras apenas cinco meses de presencia de Babs entre los británicos.
Todavía, ya en los Estados Unidos, la Payton tuvo ocasión de rodar dos films
más[63],
con los que cerró su carrera, en el año 1955.
De lo expuesto
hasta ahora, deduzco que la repugnancia del público americano por Neal era muy
superior al rechazo que podía sentir por Payton, y que en el caso de Tom el
efecto veneno para la taquilla -no, propiamente, ingresar en la lista
negra- pudo resultar más rápido y decisivo que en el caso de su compañera
sentimental. Respecto de ella, hay dos datos muy relevantes, que pueden
explicar la mayor condescendencia de público y productores, aparte del llamado
efecto de machismo a la inversa -que lleva en ciertos casos a tratar con más benevolencia
los deslices femeninos-.
-
El
primer hecho fue que, después de casi dos años y medio de convivencia o de vida
en pareja, Neal y Payton se separaron definitivamente -al parecer, por decisión
de él-, sin haber llegado a casarse. La ruptura puede datarse en el otoño de
1953.
-
El
segundo, y mucho más relevante -pues explica por qué Payton acabó su carrera en
1955, no antes- fue la existencia de una relación pública, y hasta provocativamente
publicitada, de Babs con un joven de raza negra, con el que se dedicaba
a exhibirse por Beverly Hills a lomos de una petardeante motocicleta, conducida
por el galán. La verdad es que, ya en 1952, Barbara había tenido una tórrida
aventura con el atleta y actor afroamericano, Woody Strode[64],
junto al que estaba rodando La novia del Gorila. Posteriormente, en su
autobiografía, Barbara Payton manifestaría su inclinación por los negros, no
solo en el aspecto sexual, sino afectivo[65].
En fin, aquella promiscuidad interracial fue la gota que hizo rebosar el vaso
de la tolerancia y, a partir de entonces, ningún productor volvió a acordarse
de Babs[66].
A partir de aquí,
perdemos de vista en este ensayo las vidas de Franchot Tone y de Barbara
Payton. En cuanto a Tom Neal, habremos de seguir su biografía, a fin de
encontrárnoslo en el infierno, como de forma un tanto exagerada hemos
reflejado en el título. Ese será el contenido del cuarto y último capítulo.
4.
Para acabar, un uxoricidio
En el capítulo
precedente habíamos dejado a Tom Neal a finales de 1953, con su carrera
cinematográfica conclusa y separado definitivamente de Barbara Payton. En este,
hemos de situarnos en la primavera de 1965. Es un lapso de más de once años,
que habremos de resumir al máximo, para poder ponernos en situación. Veamos.
En enero de 1965,
Tom ha cumplido 51 años. Desde 1959 no ha vuelto a plantarse delante de una
cámara[67],
pero ha orientado razonablemente bien su vida laboral: Ayudado por su vocación
y por el aprendizaje entre japoneses americanos de la técnica de jardinería
oriental -ikebana-, se ha trasladado a la próspera ciudad turística
californiana de Palm Springs y allí ha montado un buen negocio de paisajismo,
jardinería y venta de herramientas para ello. Cumple bien con sus encargos
aunque, desde luego, los vicios -abuso del alcohol, adicción al sexo- y defectos
de carácter -explosividad, celotipia, gregarismo- siguen siendo parecidos a los
de antaño[68].
Desde el punto de
vista familiar, en 1956 Neal ha contraído su segundo matrimonio, con una
azafata de líneas aéreas, llamada Patricia Marie Fenton, con la que la relación
parece haber sido la más satisfactoria de todas. En 1957 tuvo de ella a su
único hijo conocido, Patrick Thomas Neal -de quien ya hemos escrito antes, a
propósito del remake de la película Detour-. Desgraciadamente, al
año siguiente Patricia murió víctima del cáncer. Así las cosas, Neal decidió
volver a casarse en 1961 con la recepcionista de un establecimiento de recreo de
Palm Springs, llamada Gail Bennett[69].
Se asegura que la elección no fue afortunada, tanto en lo referente a las
cualidades morales de la nueva esposa[70],
como a la escasísima atención prestada al cuidado del pequeño Patrick Neal[71].
Algún desarrollo de estas circunstancias habré de hacer seguidamente, cuando me
refiera los funestos sucesos del 1 de abril de 1965. El hecho es que, de manera
provisional, la pareja se había concedido un periodo de separación temporal,
para reflexionar sobre su futuro, parte del cual pasó Tom en la ciudad de
Chicago, su metrópoli natal y residencia de sus padres. De allí regresó a Palm
Springs de manera repentina y sin avisar, presentándose inopinadamente ante su
esposa Gail que, en el ínterin, ya había tomado la decisión de solicitar el
divorcio. Ha llegado, pues, el momento de proseguir la narración de la manera sucinta
y fría que parecen exigir las crónicas de tribunales[72].
***
Con todas las
salvedades debidas a un caso muy confuso en varios de sus aspectos esenciales,
podemos empezar la narración en la tarde del 31 de marzo de 1965. Sobre las
cinco y media p.m., un amigo del matrimonio Neal, llamado Frank Seyferlich, llega
a la casa de ambos en Palm Springs[73],
con el fin de entregar a Gail unas cartas de recomendación, que esta le había
pedido para intentar encontrar trabajo en Los Angeles, adonde pretendía
trasladarse inmediatamente, divorciarse de Tom y empezar una vida
independiente. Para su sorpresa, Frank se encuentra con que Tom Neal también
está en la casa. En vista de ello, aborta la entrega de las misivas de
presentación y, rechazando la invitación de Gail de que se quede y tome unas
copas con ellos, se marcha inmediatamente alegando prisa y la conveniencia de
que los dos esposos traten entre ellos lo mucho de lo que tendrán que
hablar.
De todo el día 1 de abril de 1965, lo único
que se sabe de cierto es que los vecinos de algunas casas próximas dicen haber
oído discutir a gritos al matrimonio Neal -lo que era en ellos bastante
habitual-, pero no que llegase a sus oídos el ruido de un tiro. Lo cierto es
que, en la tarde de dicho día[74],
en circunstancias totalmente imprecisas, Gail recibió un disparo en la región
temporal derecha, justo detrás de la oreja, con una pistola automática calibre
.45, que le produjo la muerte instantánea. El cadáver fue hallado en uno de
los dormitorios de la vivienda unifamiliar.
A última hora del
mismo día 1, o ya en la madrugada del 2, Tom se presentó en el restaurante Tyrol
de Idyllwild -próximo a Palm Springs-, que frecuentaba con anterioridad, y allí
confesó compungido a uno de sus dueños, Robert L. Balzer, y a un tal Willett
que había matado a su esposa, aduciendo que, desde que se había quedado sin su
anterior mujer por el cáncer, Gail era
toda su vida y no podía vivir sin ella. Se entiende que ya se había
enterado de que Gail estaba decidida a divorciarse. También reconoció que la
había matado en pleno día, mientras estaba ella echando una cabezada. Balzer no
llegó a creerse lo que Tom le decía, razón por la que, al marchar del lugar el
homicida confeso, no comunicó lo manifestado a la policía.
Hacia las cinco de
la mañana del día 2 de abril, un abogado de Beverly Hills conocido de Tom,
apellidado Cantillion, avisa a la policía de que aquel le ha dicho que ha
matado o herido gravemente a su esposa, la cual yace en su domicilio. Los
agentes acuden y, en efecto, hallan el cadáver sobre una cama y parcialmente
tapado con una colcha. También hallan a unos pocos pies[75]
el casquillo de la bala mortal. El fiscal se hace cargo del caso y Tom decide
entregarse a la policía, sin más demora, acompañado por Cantillion. Las
diligencias de investigación se desarrollan con rapidez, de modo que el 16 de
abril el gran jurado del condado de Riverside resuelve aceptar el procesamiento
de Tom Neal por asesinato, como el fiscal le ha solicitado. La defensa de Tom
es confiada a un abogado de oficio, James Kellam quien, tras varias demoras y
titubeos, expone ante el juez que no se siente con experiencia y medios
suficientes para ofrecer a su patrocinado una defensa adecuada, la cual
requeriría gastar un mínimo de 15.000 dólares[76].
El juez, Hilton McCabe, autorizó un aplazamiento generoso, a fin de que los
amigos del acusado abrieran una cuestación para ayudar económicamente a la
defensa de Neal, si bien este habría de permanecer en prisión preventiva, como
lo estaba desde el día en que se entregó.
La colecta alcanzó
pronto la cantidad a que se aspiraba. Se cita entre los donantes a Mickey
Rooney -compañero de juergas de Tom en sus primeros tiempos en Hollywood-,
Blake Edwards -muy amigo de M. Rooney y antiguo compañero de piso de este-,
Franchot Tone -una vez más, Gentleman Tone- y los columnistas malévolos
de los trapos sucios de Hollywood, Dorothy Manners y Harrison Carroll. Con
el dinero obtenido, no solo pudieron implementarse mejores medios de defensa
para Neal, sino pagar a un letrado de renombre en lo criminal, llamado Leo
Rosenberg, quien había sido clérigo antes de recibirse de abogado.
Vista exterior de la casa donde murió
Gail
***
Finalmente, el
juicio con jurado se abrió en la localidad de Indio (condado californiano de
Riverside) el 19 de octubre de 1965. Los jurados eran nueve mujeres y tres
hombres, cosa que ignoro si tendría consecuencia importante en su veredicto[77].
Actuaba como fiscal el ayudante del de distrito, Roland Wilson, profesional
experto, de baja estatura física.
Varias sorpresas
deparaba de antemano este caso. Era la primera que, ni había aparecido, ni
aparecería nunca, el arma del crimen, algo que no favorecía mucho al acusado,
toda vez que había tenido tiempo sobrado para ponerla a buen recaudo. Con todo,
era un buen punto de partida para echar la culpa a otro, desdiciéndose de lo
inicialmente confesado. En efecto, en la misma nota manuscrita en que había
agradecido a sus promotores el gesto de abrir una cuestación en su favor, Neal
exponía dramáticamente que los culpables del crimen estaban entre quienes
habían comido y bebido con él: Con amigos así, ¿quién necesita de enemigos?,
concluía. En algún momento, aludió a un tal Glenn Austin que, de existir, nunca
fue molestado en el juicio. La verdad es que todo este montaje quedó
olvidado, tan pronto se hizo cargo de la defensa el abogado Rosenberg, quien no
vio mucho porvenir en disculpas basadas en la desaparición del arma, entre
otras cosas, porque se hallaron un par de balas del calibre .45 entre las ropas
o efectos personales de Tom, así como por el hecho de que varios testigos
afirmaron haber visto en otras ocasiones una pistola de dicho calibre en manos
de la pareja, ya en las del actor, ya en las de Gail, incluso con expresiones y
ademanes amenazadores.
La presencia de
terceros en el domicilio, bien como sospechosos, o bien como motivo de celos, no
llegó más allá de la existencia de un comisionista de seguros, llamado Steve
Peck, que vivía realquilado en una de las habitaciones de la casa, pero sin
haber dado motivos de enfado durante el tiempo en que había convivido con Tom.
Una vez este marchó en régimen de separación temporal, es posible que la
relación de Peck con Gail hubiese progresado, a juzgar por algunas cosas
del primero que aparecieron en el dormitorio de su casera. En cualquier caso,
en los días del crimen y los inmediatamente anteriores y posteriores, Peck
había estado en Phoenix (Arizona), dedicado a su comercio. De todos modos,
resultó un testigo poco de fiar, al desdecirse de su declaración ante la
policía, sosteniendo en el juicio que era a Tom, no a Gail, a quien, tiempo
atrás, había tenido que quitarle la pistola, cuando se hallaba insultando y
apuntando con el arma a su cónyuge.
La declaración de
Tom en la vista aportó una tercera versión de lo acaecido. Según afirmaba
ahora, en la tarde del día 1 de abril, estuvieron de lo más amartelados
Gail y él, hasta que empezaron a discutir por presuntas infidelidades de ella
con amigos de la pareja. Entonces, Gail se había levantado bruscamente y cogido
de un mueble la pistola, con la que apuntó hacia Tom, al tiempo que decía ¡voy
a matarte, bastardo! Él pudo asirla de la muñeca y forzarle el brazo hacia
atrás, momento en que se produjo el disparo letal, sin que Neal hubiese
apretado el gatillo, ni tenido la intención de que Gail lo hiciera
involuntariamente. Al caer su esposa exánime, Tom no tuvo otra reacción que la
de lamentarse y rezar, incluso empleando la conocida expresión evangélica ¡talitha
cumi![78], impetrando
el milagro de la resurrección de Gail. En resumen, y escenificaciones al
margen, Tom, ni gestionó ninguna ayuda médica, ni comunicó en el acto lo
sucedido a la policía.
Concluida la
declaración de Tom Neal, fue el turno del forense, Doctor Armand Dolliger, que
había realizado la previa autopsia del cadáver de Gail Bennett. El patólogo
consideró muy difícil que el disparo se hubiera producido como el acusado
manifestaba, pues era prácticamente imposible que la mano de Gail hubiese
girado tanto ángulo y, aún así, hubiera podido accionar el gatillo con su dedo índice.
No obstante, el informe fue hábilmente contradicho por el defensor, al poner de
manifiesto que no se habían tomado medidas ni hecho pruebas sobre la base
concreta de los brazos de Gail y de Tom, ni tampoco de la flexibilidad de sus
respectivas muñecas.
Las pruebas
concluyeron con los testimonios de algunos compañeros de trabajo de Gail en el
Club de Tenis, los cuales confirmaron que, en efecto, había presentado la
demanda de divorcio el pasado 11 de marzo, así como que tenía miedo de la
reacción de Tom cuando este regresara de Chicago. Conocido que existía, en
efecto, una demanda, se reclamó copia de la misma, constatando que, entre los
motivos de divorcio alegados por Gail estaba el de que Tom la hubiese amenazado
con una pistola calibre .45 automática, el pasado mes de noviembre.
Los informes de
las partes pusieron el broche final al mediático juicio, que había durado
veinte días, siendo seguido por abundante público. Entre las personas más
asiduas en la tribuna, se hallaba nuestra conocida del capítulo 3, Barbara
Payton, quien intercambió señas con el acusado en varias ocasiones. Al fallecer
Babs año y medio después, se da por seguro que nunca más volvieron a
verse.
Tras dos días de
deliberación, con un total de diez horas de encierro, el jurado emitió
un veredicto que sorprendió a la mayoría de los circunstantes: Homicidio
involuntario o, como diríamos en España, por culpa grave. El fiscal pareció
quedar atónito, mientras que un exultante Rosenberg se lanzó a aventurar el
pronóstico de que Tom Neal estaría en casa por Navidad. Claro que no dijo de
qué año.
Entre los
desagradablemente sorprendidos del veredicto debía de encontrarse el juez
McCabe, que presidía el tribunal. De modo que, habiendo informado el fiscal en
contra de una sentencia benévola que pudiese suponer la inmediata libertad
condicional -la anglosajona probation-, McCabe condenó a Neal, el 18 de
noviembre, a una pena entre uno y quince años de prisión, sin que procediese su
libertad inmediata, entre otras cosas -argumentó- porque los sucesos de abril
habían sido, no algo ocasional, sino la trágica culminación de un periodo de
inestabilidad marital. Ahora la sorpresa desagradable cayó de la parte de
Tom, que se mordió los labios al escuchar la decisión judicial y, luego, al
salir del juzgado camino del presidio, acertó a declarar a la prensa que lo
asediaba que la sentencia era un trabajo de carril[79].
***
La duración
práctica de la privación de libertad fue de unos seis años y ocho
meses[80],
dado que Tom fue puesto en libertad condicional a primeros de diciembre de
1971.
Terminada la
estancia en la cárcel, Tom obtuvo la libertad bajo palabra, obligado a seguir
un programa de trabajo en la Institución Estatal para Hombres de Chino
-suburbio de San Bernardino, en California-, pasando a vivir en unión de su hijo en unos apartamentos de
renta baja en Hollywood Norte[81],
donde fallecería, al parecer, víctima de infarto de miocardio, el 7 de agosto
de 1972, a sus 58 años.
Así y aquí termina
el infierno del que pudo ser consciente Tom Neal mientras vivió. Hay
otra parte, sin embargo, que hace referencia a su fama y su recuerdo post mortem, y que
puede quedar resumida en la siguiente frase de John O’Dowd[82]:
Según Walter
Burr, sobrino de Neal, nadie de la familia de este dudó nunca de que Tom había
asesinado a Gail. Tenía tan largo historial de violencia y tan tremenda ira
dentro de sí, que estuvieron convencidos desde un principio de que la muerte de
Gail no había sido accidental.
¿Se atreven
ustedes a opinar a ese respecto?
Tom y Gail en la época de su boda (1961)
[1]
Que yo sepa, no se ha publicado el expediente académico de Thomas Carroll Neal,
Jr., pero da toda la impresión, por carácter y fechas, de que no llegó a
graduarse en ninguna de las dos universidades a las que asistió.
[2]
Se trata de la actriz Ann Savage (1921-2008), de quien escribiré con más
detalle en el capítulo 2 de este ensayo. Neal y Savage formaron pareja
cinematográfica en cinco películas.
[3] En medidas de nuestro sistema métrico,
alrededor de 175 centímetros de altura y 81 kilos de peso.
[4]
John Drew, Jr. (1853-1927). Emparentó con la gran familia teatral de los
Barrymore que, por su prestigio e influencia, fue considerada como una familia
real en el teatro americano de la época.
[5]
Entre 1932 y 1934, Tom Neal participó en 34 peleas de boxeo aficionado en
Evanston (Illinois) y Cambridge (Massachusetts), con el excelente récord de 29
victorias, dos nulos y tres derrotas. Fue llevado por el famoso entrenador de
boxeo universitario, Henry Lamar (1906-1985).
[6] Campeón
mundial del peso pesado entre 1919 y 1927.
[7]
Definición de la famosa página cinéfila Filmaffinity: “Películas en
general de bajo presupuesto, en principio modestas en pretensiones y calidad, y
que en muchos casos abordan la ciencia-ficción, el fantástico, el terror o la acción,
géneros que suelen requerir efectos especiales y decorados donde la escasez de
presupuesto es más notoria. Por sus particularidades y popularidad destacan
muchas hechas en los años 50, siendo relevante que no pocas supieron hacer de
la necesidad virtud, y hoy son consideradas películas de culto o incluso obras
maestras”. Sin lugar a dudas, la película Detour, de la que luego
trataré, es una de estas, contándose entre las 10 mejores serie B norteamericanas
de todos los tiempos.
[8]
Curiosamente, algunas de sus películas más conocidas de la época lo presentaban
como oficial, nipón y/o estadounidense, entre ellas, Behind the Rising Sun (dirigida
por Edward Dmytrik en 1943) y First Yank into Tokio (dirigida por Gordon
Douglas, en 1945).
[9] A saber:
4 en 1942; 8 en 1943; 4 en 1944, y otras 4 en 1945.
[10] Este
último, también empleado en el inglés americano. Duro es la traducción
de tough.
[11]
Todas ellas, y otras muchas, fueron consideradas en la época como muy amigas,
novias o compañeras ocasionales de Neal.
[12]
Al no haberse estrenado comercialmente en España, la película Detour (Edgar
G. Ulmer, 1945) ha mantenido en nuestro país su título en inglés, traducible
por Desvío o por Rodeo. El vocablo tiene un doble sentido,
aprovechado por los comentaristas para forjar la metáfora de apartarse del
camino moral correcto.
[13]
Billy Halop (1920-1976). Entre 1937 y 1939, participó en 8 películas de la
serie de los Dead End Kids y derivadas. En 1938 (Ángeles con caras
sucias, dirigida por Michael Curtiz) y en 1939 (Han hecho de mí un
criminal, dirigida por Busby Berkeley) tuvo su mejor momento, pasando
seguida y constantemente a la serie B, con un total de dieciséis
películas hasta 1942, en que se incorporó al Ejército. Concluida la II Guerra
Mundial, continuó rodando hasta 1967 títulos poco conocidos, con un total de
doce cintas (en cinco de ellas, sin figurar en los créditos). También fue una cara
conocida en las series de televisión, entre los años 1951 y 1974, con más
de sesenta apariciones. Todos estos números son solo aproximados por defecto.
[14]
Fue movilizado, entre 1942 y 1945, en unidades de US Army Signal Corps.
[15]
Ann Savage (1921-2008), en la vida real, Berniece Maxine Lyon.
Participó en un total de 33 películas (31 de ellas, entre 1943 y 1953), casi
todas de serie B, así como en once episodios de series televisivas,
entre 1953 y 1955. Cuenta con una buena biografía: Lisa Morton & Kent
Adamson, Ann Savage (1920-2008), McFarland & Co., Jefferson (North
Carolina) y Londres, 2010.
[16]
Con excesiva acidez, un crítico dijo que los protagonistas de Detour tenían
un solo gesto durante toda la película: el hombre (Tom Neal), de tristeza
fatalista y la mujer (Ann Savage), de irritación y enfado.
[17]
Edgar Georg Ulmer (1904-1972), nacido en la actual Olomuc (entonces, Olmütz, en
el Imperio Austro-Húngaro; desde 1918, sucesivamente, en Checoslovaquia y República
Checa). En los años de la primera posguerra mundial, tanto en Viena como en
Berlín, trabajó -o dijo haber trabajado- como ayudante o colaborador de grandes
figuras, como Robert Siodmak, Billy Wilder, Fred Zinnemann o Fritz Lang, así
como con el famoso director de fotografía Eugen Schüfftan. En los Estados
Unidos, entre 1933 y 1964, dirigió un total de 37 películas -casi todas de la serie
B-, haciendo Detour la número 18. Que yo sepa, Ulmer carece de una
buena biografía completa por escrito. Lo mejor y más amplio -consultable por
Internet (youtube) en su inglés original- es el film documental
dirigido por Michael Palm, titulado Edgar G. Ulmer, the man off-screen,
rodado en 2004, con una duración de 77 minutos.
[18]
La confusión que intencionadamente arrojó Ulmer sobre aspectos básicos de su
vida ha provocado al respecto, dos opciones malamente compatibles: O que
emigrara en 1926 a los Estados Unidos, siguiendo a Friedrich Wilhelm Murnau; o
que se trasladara a América después de haber codirigido y producido la
excelente película documental alemana muda, Menschen am Sontag, rodada
en 1929 y estrenada en febrero de 1930. En todo caso, su emigración sería
anterior al ascenso de los nazis al poder (1933).
[19]
Ello, como consecuencia de haber roto el matrimonio de Shirley Alexander (de
soltera, Cipes), con el productor independiente, Max Alexander, provocando la
indignación y represalia del muy influyente magnate de los estudios Universal,
Carl Laemmle. Edgar G. Ulmer y la citada Shirley Cipes contraerían
matrimonio en 1936.
[20]
Véase antes, la nota 16. En los últimos diez años de su vida, Ulmer se apartó
de la dirección de cine, debido a su mala salud. Fueron, sin embargo, momentos
de reconocimiento por importantes cineastas de la época, como Jean Luc Godard,
François Truffaut y Peter Bogdanovich.
[21]
A lo dicho en la nota 16, habría que añadir la colaboración con otros muchos
grandes directores de la impresionante lista alemana de la época: Robert Wiene,
Paul Wegener, Georg Wilhelm Pabst, Eric von Stroheim… -si es que Ulmer no
exageraba-. En todo caso, parece ser justa su famosa frase, I really am
looking for absolution for all the things I had to do for money's sake (traducible
por en verdad, estoy buscando mi absolución por todas las cosas que he tenido
que hacer, a causa del dinero). Se supone que aludía a películas defectuosas
o mediocres, por el mínimo presupuesto del que disponía para hacerlas.
[22]
Aunque ese hubiese sido el coste real, no puede olvidarse que otras muchas
películas de serie B estaban presupuestadas en aquel tiempo en unos diez
mil dólares. E insisto: de serie B, no de otras inferiores (series C y
Z).
[23]
Se trata de la intitulada I can’t believe that you’re in love with me (“No
puedo creer que te hayas enamorado de mí”), música de Jimmy McHugh y letra de
Clarence Gaskill, estrenada en 1926. Ha sido versionada no menos de veinticinco
veces, por destacados intérpretes. Bing Crosby, en efecto, la grabó el 7 de
agosto de 1945, con Carmen Cavallaro al piano. La misma canción figura también
en la banda sonora de la cinta de 1954, El motín del Caine, dirigida por
Edward Dmytrik.
[24]
Se proyectó en el teatro Orpheum, con capacidad para 2.200 espectadores,
siendo la sesión amenizada por los, entonces famosos, Slim Gaillard Trio
y Buddy Rich Orchestra.
[25]
Limitándome tan solo a los comentarios en español de la película, pueden
destacarse los de José Luis Garci, Miguel Marías, Oti Rodríguez Marchante y
Antonio Jiménez Rico, en el coloquio televisivo sobre Detour en el
programa de TVE2, ¡Qué grande es el cine!, 2002 (localizable en youtube),
y los de Quim Casas y Jesús Palacios en el folleto que acompaña al DVD de Detour,
Versus, 2009. En Internet se encuentra el breve comentario de Alejandro
Díaz Castaño en la revista Miradas de Cine, núm. 79 (2008).
[26]
Con carácter general, sobre el cine negro americano, puede verse mi ensayo, Ensayos
de cine (1): El cine negro, en este mismo blog, y la bibliografía en
él citada. Con carácter concreto, sobre la película Detour, puede
consultarse: Paul Duncan & Jürgen Müller (Editores), Cine Negro,
Taschen, Köln, 2017, pp. 323-333 (texto a cargo de Alain Silver).
[27]
En la frase de la película se omitió la referencia a Dios, que se hacía en la
novela original. Decía así: God, fate or some mysterious force can put the
finger on you or me for no reason at all.
[28]
En una encuesta realizada en 2007 por la revista Time para seleccionar a
las 25 mayores villanas de la historia del cine, la Vera de Detour
obtuvo el sexto puesto, inmediatamente por detrás de la Phylis
Dietrichson (Barbara Stanwyck) de Perdición (Double Indemnity, dirigida
por Billy Wilder en 1944).
[29]
Merece la pena, aunque sea en traducción, recoger sus palabras: La mayor
parte de los papeles de las actrices (del cine negro) eran propios de retrasadas
mentales. Eran puro decorado. Todos los argumentos se desarrollaban en torno a
los actores varones; eran ellos quienes realmente tomaban las decisiones. Todo
lo que tenían que hacer las actrices era aparecer llenas de encanto. En
consecuencia, los diálogos de estas eran ridículos. Ann Savage se percató
inmediatamente de aquel cambio copernicano de papeles y supo actuar en
consecuencia, aunque no todos los críticos aceptasen su representación crispada
y violenta, muy cercana a la sobreactuación.
[30] La versión de Detour en el cine dura
68 minutos, que quedan técnicamente reducidos a unos 65 en su versión televisiva.
[31]
En concreto, la titulada La aurora desnuda (The naked down,
dirigida por Edgar G. Ulmer en 1955). Véase, François Truffaut, Les films de
ma vie, Flammarion, Paris, 1975, pp. 179-180 (hay reediciones posteriores y
traducción al español).
[32]
Se trata de Détective (1985). En realidad, la dedicatoria es triple: Para
Edgar G. Ulmer, John Cassavetes y Clint Eastwood.
[33]
Peter Bogdanovich, El director es la estrella (II), edición española de
T & B, 2008, pp. 81-116 (el original inglés apareció por vez primera en
1972).
[34]The
Criterion Collection es una compañía privada neoyorquina, fundada en 1984, especialmente
dedicada a la edición de DVD y Blue-Rays de clásicos del cine y
películas contemporáneas importantes.
[35]
Al no poderse obtener ya sino de segunda mano, no me privo de recomendarles a
ustedes la versión en DVD que, en un solo disco, recoge tres joyas del cine
negro: Perversidad (Fritz Lang, 1945), Con las horas contadas
(Rudolph Maté, 1950) y Detour (Edgar G. Ulmer, 1945). La referencia de
dicho DVD es: Joyas del Cine, DVD 4, Cine negro, Círculo Media Direct,
2008.
[36]
El registro de la película es de 1990, aunque he leído que no se estrenó hasta
1992 (lo que pongo en duda), y fue producida y dirigida por Wade Williams.
Williams rechazó su valoración como remake, prefiriendo la de readaptación,
debido a haber acogido más fielmente y con mayor extensión el curso de la
novela basal (Detour, por Martin M. Goldsmith, publicada por primera vez
en 1939). Véase, Pat H. Broeske, The son also takes a “Detour”, Los
Angeles Times, 25-IX-1988. El Detour de Wade Williams puede verse íntegra
y gratuitamente por youtube, en su lengua inglesa original. Tiene una
duración de 89 minutos, es decir, unos veintiún minutos más que la versión de
1945.
[37]
Patrick Thomas Neal (1957-2015), hijo de Tom Neal y de su segunda esposa, Patricia
Fenton, fallecida de cáncer en 1958.
[38]
Traduzco de la Wikipedia en inglés: El Motion Picture Production Code
no permitía que los asesinos saliesen impunes de sus crímenes. Así pues,
Ulmer satisfizo a los censores haciendo que el protagonista, Al Roberts,
fuese detenido por la policía en la última escena de la película, tal y como había
pronosticado Roberts en su previa narración (voz en off). Añado que la detención,
en la carretera y casi al paso, no dura ni medio minuto.
[39]
La novela -creo que, de forma bastante lógica, dados los personajes y el
ambiente en que se mueven en Los Ángeles- contiene unos ingredientes de sexo
entre Al y Vera, que en el Detour original no existen y en
la película remake quedan en nada, debido a las malas relaciones y
a la tensión entre los protagonistas.
[40]
Me refiero al esfuerzo -basado en la novela- de desarrollar en paralelo los
fracasos de Al Roberts y de su novia, Sue Harvey, desarrollados a
distancia y totalmente diversos en sus causas y efectos. Ese es el principal
motivo de que se amplíe bastante la duración de la cinta, sin ninguna ventaja para
el seguimiento de la misma. Por lo demás, opino que el remake responde a
la fórmula llamada del plano a plano con la versión original, diga Wade
Williams lo que quiera.
[41] Entre 1946 y 1949, intervino en un total de
once películas, lo que, dada la brevísima duración de sus rodajes y el hecho de
no ser protagonista de muchas de ellas, suponía poco tiempo y poco dinero, para
el tren de vida que pretendía.
[42] Llamada en la vida real Grace Patricia Rose
Coghlan (1926-1983), nacida en Dublín. Tras participar en una decena de papeles
en series B, progresó en su carrera al pasarse a la canción donde, bajo
la tutela de su segundo marido, Pete Candoli, tuvo unos quince años de relativo
éxito.
[43]
Stanislaus Pascal Franchot Tone (1905-1968), bajo contrato con MGM, desarrolló
su carrera fílmica entre 1932 y 1965, además de una crecida participación en
televisión y una vida parcialmente dedicada al teatro. Hasta 1951, había
intervenido en unas 32 películas, siendo su año más glorioso el ya lejano de
1935, con su co-protagonismo en las famosas cintas, Tres lanceros bengalíes (
The lives of a Bengal lancer, dirigida por Henry Hathaway) y Rebelión a
bordo (Mutiny on the Bounty, dirigida por Frank Lloyd), por la que
obtuvo su única nominación a los Oscar.
[44] Traducible,
mejor que como suave, por afable y delicado.
[45]
Se trató de Here comes the groom (Aquí viene el novio), donde,
con una llamativa semi-premonición, el protagonista (Bing Crosby) le
quitará al millonario (Franchot Tone) a su prometida (Jane Wyman).
[46]
Nacida Barbara Lee Redfield (1927-1967). Entre 1949 y 1963 participó en 15
películas que, salvo las tres o cuatro primeras, fueron mediocres producciones
de serie B o inferior. Sin duda, la mejor cinta que protagonizó fue el noir,
Corazón de hielo (Kiss tomorrow goodbye, dirigida por Gordon
Douglas en 1950, con James Cagney como actor principal). También es de notable
calidad su primera película como protagonista femenina, Atrapado (Trapped,
dirigida por Richard Fleischer en 1949). Con muchas limitaciones, que no es del
caso recoger aquí, pueden verse sobre Barbara (Babs) Payton, su
autobiografía (en realidad, escrita por Leo Guild), titulada I am not ashamed, Holloway House, 1963 (reeditada por Spurl Editions en 2016), y la
biografía muy tardía escrita por John O’Dowd, Kiss tomorrow goodbye. The Barbara Payton story, 1ª edic., Bearmanor Media, Albany (Georgia),
2007, corregida y puesta al día en una nueva edición en 2015. En Internet,
abierto al público, hay un extenso y muy interesante chat con el citado Señor O’Dowd: The
Big Chat Interview Series, May
20th, 2003, en la www.noirfilm.com. Extenso y notable artículo en Internet:
Jon Alonso, Barbara Payton: La
femme fatale de Bukovski y Cagney, elinquietantebaypss2010.blogspot.com,
entrada de 7-11-2018.
[47]
Marilyn se cruzó en la carrera de Babs cuando fue aquella y no esta la
seleccionada para el secundario, pero muy agradecido, papel de Angela
Phinlay en la gran película de dine negro, La jungla de asfalto (The
asphalt jungle), dirigida por John Houston en 1950.
[48]
Así, en las cintas, Dallas, ciudad fronteriza (Dallas, dirigida por Stuart
Heisler en 1950) y Solo el valiente (Only the valiant), dirigida
por Gordon Douglas en 1951.
[49]
La novia del gorila (Bride of the Gorilla), dirigida por Curt
Siodmak en el año 1951.La seguirían otras cinco películas en la filmografía de
la Payton (cuatro en 1953 y una en 1955), de las que suele reputarse la más
estimable la última, que dirigiría Edgar G. Ulmer, titulada Murder is my
beat (a la que en Méjico se le dio el título en español de El muerto
desaparecido).
[50]
Con sueldos entre 5.000 y 10.000 dólares semanales, a cargo de Warner Bros y William
Cagney Productions, primero, y de la MGM después, se demostraba el potencial
que los estudios le encontraban. Una valoración tan excesiva para sus reales
méritos pudo estragar la conducta de la actriz y hacerle creer que, pese
a sus excesos de comportamiento, ya lo tenía todo hecho para triunfar.
[51]
Fue el celebrado con el oficial de aviación norteamericano, John Payton, cuyo
apellido conservó Babs para toda su carrera profesional. El Señor
Payton, que seguía vivo en 2003, habló de aquel matrimonio con el biógrafo
O’Dowd, quien sacó de él la impresión de que era una persona agradable y normal,
que tal vez habría ejercido una benéfica y dilatada influencia sobre Barbara,
de no ser por las exigencias (disciplina, traslados, participación en la guerra
de Corea), que le imponía su condición de capitán de aviación. Por el mal
comportamiento de la actriz, en 1956 le fue retirada la guarda y custodia de su
hijo, que pasó a ejercer el padre.
[52]
Algunas alusiones peyorativas para Franchot Tone (que durante años hubiera sido
casi impotente, hasta que Barbara Payton lo cambió radicalmente en ese punto, o
que fuese también él un gran bebedor) están recogidas en el siguiente libro
(parcialmente accesible por Internet): Tom Weaver y otros, Bride of the
Gorilla, Bearmanor, Albany (Georgia), 2015.
[53]
Con quien Barbara Payton estaba rodando Drums in the Deep South (Tambores
de guerra), a las órdenes de William Cameron Menzies.
[54]
En la medida en que fue el propio hijo de Tom Neal quien lo reveló al biógrafo
de Barbara, O’Dowd, me atrevo a recoger a pie de página que el entorno del
citado actor tenía a este por una auténtica sex machine, con lo que bien
puede decirse que se había formado la pareja perfecta, en lo que a ese
relevante aspecto de la vida sentimental se refiere.
[55]
La propia Payton intentaría justificar su promiscuidad -según explicó a Tom
Neal-, señalando que Tone era demasiado serio y que se lo pasaba mucho mejor
con Neal.
[56]
Véase, para Tom Neal, el capítulo 1 y
las notas 3 y 5. Franchot Tone era una pulgada más alto -medía unos 178
centímetros-, pero pesaba unas 25 libras menos -69 kilos, por 81 de Neal, quien
era muy musculoso-. En cuanto a su edad, Neal tenía 37 años y Tone, 46. Por
analogía, digamos que Barbara Payton (23 años entonces), en sus buenos tiempos,
medía 163 centímetros y pesaba 52 kilos, con una clara tendencia a engordar (al
fallecer a sus 39 años pesaba alrededor de 90 kilos).
[57]
Tone retiró ante el fiscal su denuncia hacia el 10 de octubre de 1951, puesto
que fue noticia en los diarios del día 12. Véase, por ejemplo, El Sol, periódico
en español de Phoenix (Arizona), nº 422, p. 3.
[58]
Robert Lenard Lippert (1909-1976), productor, financiador y distribuidor de
películas y espectáculos de entretenimiento. Llegó a ser dueño de una cadena de
139 teatros por todos los EE.UU.
[59] The great Jesse James raid, dirigido en 1953 por Reginald Le Borg.
[60]
Inicialmente, novela de James M. Cain (1934) y, más tarde (1946), famosa
película, dirigida por Tay Garnett.
[61] Entre 1949 y 1955, se coproduciría un total
de 19 películas.
[62] Bad
blonde y Four sided triangle, ambas de 1953.
[63]
Se trata de la comedia Run for the hills (1953) y del film noir,
más interesante, Murder is my beat (1955), ya aludido en la nota 49.
[64]
En la vida real, Woodrow Wilson Woolwine Strode (1914-1994). Su año dorado fue
1960, cuando rodó Espartaco (Spartacus, dirigida por Stanley
Kubrick) y, sobre todo, El sargento negro (Sergeant Rutledge,
dirigida por John Ford).
[65]
La referencia de Payton aludía a que, incluso en la pésima situación de salud y
dinero en que se encontraba a la sazón (1963), tan solo aceptaría caridades de
las personas de raza negra.
[66]
A no ser como extra en la película Cuatro tíos de Texas (Four
for Texas, dirigida por Robert Aldrich en 1963); naturalmente, sin alusión
en los títulos de crédito.
[67]
En 1958, tuvo un papelito no acreditado en la excelente película El último hurra
(The last hurrah, dirigida por John Ford) y una aparición en un western
de serie en televisión; en 1959 participó en un capítulo de la serie televisiva
detectivesca de Mickey Spillane.
[68]
Sus propios familiares (su sobrino, Walter Burr, y su hijo, Patrick T. Neal) lo
reconocieron ante el citado biógrafo O’Dowd, si bien apuntan cierta mejoría,
fruto de la edad y de inquietudes espirituales -estuvo vinculado con la Iglesia
de la Cienciología, o Christian Science-. Valorando todos los datos
conocidos, O’Dowd se inclina por afirmar que Neal padecía algún tipo de
paranoia.
[69]
Tenía a la sazón 25 años y era recepcionista del Palm Springs Racquet Club.
Fueron a celebrar la boda a Las Vegas (Nevada). El nombre de la esposa lo he
visto escrito, alternativamente, como Gale o Gail (cosa poco notable, dada la
similar pronunciación inglesa).
[70]
Los informes de la policía de Palm Springs, aportados a la causa criminal
seguida por el presunto asesinato de Gail Bennett, consideran a esta como una chica
de alterne, de vida airada y muy bebedora. Estos informes tan negativos
pudieron impresionar al jurado a favor de Tom Neal.
[71]
Patrick T. Neal manifestó al biógrafo
O’Dowd que su madrastra Gail se desentendía totalmente de él (entonces un niño
de corta edad) y se dedicaba a sus amistades y a pasárselo lo mejor posible.
[72]
El caso en sí y las actas judiciales están muy bien resumidos en un artículo de
Internet, del que soy tributario en este segmento de mi ensayo: Arthur Lyons, Killer
career. Actor Tom Neal, www.palmsipringslife.com,
November 6, 2014.
[73] En el número 2481 de Cardillo Road. Véase
fotografía inserta en el texto de este ensayo.
[74]
El forense dio como periodo probable de la muerte de Gail entre las dos y media
de la tarde del 1 de abril y las dos y media de la mañana del día 2.
[75]
Recordemos que el pie es una medida anglosajona de longitud, equivalente a 30
centímetros.
[76]
Para comprender esto, me parece necesario conocer que, en el Derecho procesal
norteamericano, las pruebas de descargo de todo tipo tienen que ser pagadas por
el acusado quien, de otra manera, habría de conformarse con los medios de
prueba aportados por el fiscal y los que este aceptase agregar a los suyos, a
petición de la defensa. Ello coloca a los acusados estadounidenses pobres en
una situación de notoria inferioridad respecto de los fiscales que, dicho sea
de paso, no suelen ser en los juicios particularmente objetivos.
[77]
Una tan grande mayoría de mujeres podía favorecer a un acusado todavía apuesto y
famoso, pero también podría resultar negativa, al ser la víctima una mujer y,
precisamente, esposa del acusado.
[78] Episodio de la resurrección de la hija de
Jairo. Véase: Mateo, 9, 18-26; Marcos, 5, 22-43; Lucas, 8, 41-56. La expresión
aramea solo es recogida explícitamente por Marcos, 5, 41, que ofrece su
traducción al griego: ¡niña, levántate!
[79]
En el sentido de rutinario, precipitado… Es la expresión española peyorativa
que encuentro más próxima a la que Tom Neal usó en inglés: a railroad job.
[80]
Entre prisión preventiva y condena, Neal estuvo privado de libertad, del 2 de
abril de 1965, hasta el 6 de diciembre de 1971.
[81] En
concreto los Gene-Ray Appartments, en los alrededores de Studio City.
[82] Véase
antes, nota 46: The big chat interview series, citado en ella.
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