sábado, 26 de septiembre de 2015

FAUSTINO Y EL PEGOLÁ



Faustino y el Pegolá

Por Federico Bello Landrove

     He aquí un cuentecillo con moraleja, basado en hechos reales. Pido perdón a los fabricantes del Pegolá, o como rayos se llame ese producto.


     Faustino era un hombre íntegro y supo reconocer su falta:

-          Es que teníamos prisa y, en vez de recibirlo con cemento, usamos el Pegolá.

     No había sido él solo, pero los demás se excusaban a su manera. Hasta hubo alguno que apuntó a una mano negra, por aquello de que, en caso de duda, el culpable es aquel a quien la acción beneficia. Pero Faustino insistía:

-          Que no, hombre; que no lo ha roto nadie. Ha sido por el Pegolá.

     De cualquier forma, la cosa no era como para llamar a la Guardia Civil. El murete de contención del pozo se había cuarteado y por las rendijas fluyó incontrolada el agua, regadera abajo, hasta la acequia principal. En el camino, como por casualidad, había entrado por los surcos de Nicolás, fecundando sus calabacines y sus judías. Total, que al ir a regar al día siguiente, el pozo estaba exhausto y los veceros pusieron el grito en el cielo. También ellos eran gentes del Pegolá pero, a diferencia de Faustino, no querían reconocer su ligereza.

-          ¿Cuánto hace que echasteis el Pegolá, Faustino?
-          A finales del verano pasado sería. Ya ves, habrá que volver y darle de cemento.
-          Sí, más vale que dure un poco más.

     Faustino asintió, bajó la cabeza, y se metió en casa. Yo seguí mi camino, con una sonrisa irónica. A cada golpe de mi cayado en el camino, la tierra reseca cantaba ritmicamente pego… lá, pego… lá, pego… lá.

     Y como uno es muy pensante y, además, le cuesta trabajo dejar fuera de sus vacaciones las cuestiones de todos los días, empezó a ponerle letra a aquel vergonzante estribillo:

-          Los dilapidadores no pagan sus deudas: … Pegolá.
-          Los que administran lo público se lo apropian: … Pegolá.
-          Las leyes no se cumplen: … Pegolá.
-          Las instituciones no funcionan: … Pegolá.

     Avivé el paso, a tiempo de allegro con brio, improvisando octosílabos con cesura: Abogados, Pegola; ingenieros, Pegolá; sanitarios, Pegolá; sindicatos, Pegolá; desgobierno, Pegolá; matrimonios, Pegolá.

     No tardé en cansarme de un paso tan vivo. De no ser por eso, habría tenido Pegolá para rato. Y es que cada año que pasa, mi andadura es menos eficaz y duradera… Como los trabajos con Pegolá.

     Amigo Faustino, lo reconozcamos o no, somos muchos los que echamos Pegolá para casi todo; solo que, a diferencia de ti, lo hacemos sin confesión y sin vergüenza.



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